lunes, 16 de junio de 2008

Luis Enrique Mejía Godoy:“Entre mas lejos esté del poder, duermo más tranquilo y soy más libre”

Por Álvaro Bagnarello Ramírez

Productor y director de Nicaragua Hoy

Lo tenía muy claro desde que Lorna Chacón, mi querida amiga y periodista costarricense, que hoy trabaja para Papaya Music, me lo propuso hace unos 15 días atrás. Esta vez, platicar con Luis Enrique sería una experiencia muy diferente a las anteriores. Y cuando digo las anteriores incluyo aquellos breves y casi eufóricos encuentros previos al inicio de algún recital o concierto en CECUPO, el ya desaparecido Centro de Cultura Popular en las cercanías de la Universidad de Costa Rica (UCR), en San Pedro de Montes de Oca, cuando todos nosotros, con 30 años menos, teníamos el alma más ligera de penas y más llena de esperanzas, pero cargada con una inmensa dosis de amor por Nicaragua. En este enero de 2008 el amor es igual, o quizá mayor; un poco más apesadumbrada el alma y definitivamente más gastada la esperanza.

A la hora de volver a encontrarnos el abrazo parecía seguir siendo el mismo de los años 70’s pero yo y seguramente también él, supimos que en medio de nuestro interminable aprecio personal había toda una historia nueva qué contar… no solo a mí, sino por mi medio, a todos aquellos que vimos y escuchamos al “cantor de manos jodidas” interpretar nuestra esperanza de regresar algún día “con los hijos grandes, a los que yo siempre les hablé del sol….”, “con las manos grandes para trabajar”.

Y aunque hoy tengamos viejas y nuevas heridas en la piel y en el alma, la esperanza sobrevive. Luis Enrique Mejía Godoy, junto con los colegas periodistas del diario La Prensa, Elí Josué Bravo Cano, y del El Centroamericano, Elvis Martínez, que participaron de la entrevista, hicimos de la historia un poco de bolero, de son, guaguancó, joropo, swing, jazz y hasta calypso. No porque tengamos el privilegio artístico de nuestro entrevistado, sino por que él, a través de su obra, nos llevó con ritmo, cadencia y hasta un poco de nostalgia, hasta lo más profundo de nuestro ser nicaragüense que vive, revive y seguirá viviendo adonde quiera que nos lleven las mal andanzas del poder. Hasta que un día, todos, decidamos que las cosas anden bien y regresemos al país que queremos.

Luis Enrique anunció también que dentro de poco tiempo estrenará una nueva producción discográfica titulada “Tengo América en mi Voz”, que incluye un tema dedicado a los inmigrantes nicaragüenses en Costa Rica. La canción se llama “Al otro lado del río” y en ella se afirma, que aunque se manda mucho dinero en remesas hacia Nicaragua como producto del duro trabajo que los nicaragüenses realizan de sol a sol en Costa Rica, todos ellos abrigan dentro de su corazón la esperanza de regresar “algún día” a su querida tierra “porque ningún nicaragüense entiende la vida viviéndola sin Nicaragua”.

Luis Enrique Mejía Godoy llegó a Costa Rica para presentar su más reciente producción artística en disco digital que se titula “Mis Boleros”, la cual incluye diez preciosos temas que él mismo compuso y que, aunque están influenciados por algunos géneros musicales que son afines a toda su obra musical, como el jazz y el ritmo afro caribeño, conservan la esencia de los célebres boleristas de la América Latina. El disco, producido por Papaya Music en una presentación de gusto y elegancia triple A, fue dedicado por Luis Enrique, en Nicaragua, a nuestro célebre compositor Rafael Gastón Pérez (Oreja de burro) y a Luis Méndez (ambos fallecidos); en vida, el homenaje fue para César Andrade y Tránsito Gutiérrez, dos grandes boleristas de la vieja Managua. En Costa Rica, al gran artista costarricense (también bolerista) Ray Tico, recientemente fallecido, por quien Luis Enrique expresa profunda admiración y respeto por su profesionalismo y calidad humana.

Y sin más preámbulos, comparto con usted la tertulia donde Luis Enrique saca, de “lo más íntimo de su baúl” las vivencias, los recuerdos y hasta los presagios, que han marcado sus 62 años de vida y que en gran medida han quedado registrados en “Mis Boleros”:


LEMG: Vine a Costa Rica a brindar una serie de entrevistas para presentar este nuevo disco, que es muy especial, porque es una deuda que yo tenía hace muchísimos años conmigo mismo, con mi mujer y con mi público también.

Álvaro B.: ¿Son creaciones inéditas y todas son originales?

LEMG: Yo he cantado algunas de estas canciones en público pero nunca habían sido grabadas y sí, todas las canciones son mías. Precisamente por eso se llama “Mis Boleros”, no creas que es por algún truco publicitario. Y te digo, algunas de estas canciones las escribí hace 40 años, cuando yo apenas tenía 22… por lo menos una de ellas es de hace 40 años y se llama “Sin Condición”. Las otras son composiciones de hace 15, 25 y 30 años, pero hay otras que escribí especialmente para este disco, cosa que no suelo hacer, pero quería empezar el disco con un poema (El Bolero), cosa que no había hecho en toda mi vida de producción discográfica.

Álvaro B.: Tengo entendido que además de ese poema, el disco incluye por lo menos dos composiciones que en un inicio fueron poemas y luego los musicalizaste para convertirlos en canciones. ¿Ese es tu estilo de trabajar siempre o fue una situación excepcional?

LEMG: Si es cierto; bueno, normalmente escribo un tema, que puede ser de amor o un tema social, y como decimos en buen nicaragüense: “en escribiendo”, es decir, mientras voy escribiendo se me ocurre una melodía…. Claro, escribo con la guitarra en los brazos. Y ahora se me hace también más fácil por el uso de la computadora, que te facilita las cosas en una gran medida. Entonces, se puede decir que voy escribiendo la letra y la música casi al mismo tiempo. Puede que al final cambie un poco la música o la letra. Yo soy una persona - no como Carlos Martínez Rivas - pero sí, de muchos borradores.

Álvaro B.: Tu hermano Carlos contaba como anécdota que a veces le llega la ráfaga de la inspiración en un momento inesperado y que entonces se le dificulta encontrar los medios para dejarla registrada, para que no se le vaya. Incluso, ha llegado a escribir la letra de una canción en un papel de cigarrillos. ¿Te pasa a vos lo mismo?

LEMG: Me pasa una cosa parecida. Y desde que escribo, porque también estoy escribiendo relatos, cuentos y ensayos, entonces lo que hago es simplemente escribir y después decido que forma le voy a dar a eso. Lo importante es que no se me escape la motivación, la idea, la inspiración, el golpe, el milagro, la caída de la moneda, el timbre del teléfono, como quiera verse o decirse. Aunque no tengo un método riguroso para escribir, trato de hacerlo con sentido, aunque sea algo tan simple como redactar un correo electrónico.

Tengo que decirte que me gusta mucho escribir y además, he descubierto que me relaja mucho.

Álvaro B.: ¿Te relaja más que escribir canciones?

LEMG: Mira, eso de la música es mucho más complejo. Yo no solamente escribo canciones, sino que también soy un artista que ofrece espectáculos, conciertos, giras, mis discos y produzco discos para otra gente. También escribo canciones con mi hermano Carlos para determinados temas, como uno que estamos haciendo en este momento para promover el turismo de Centroamérica, con diferentes autores centroamericanos incluida Nicaragua. Entonces, todo eso me produce mucha tensión a diferencia de la literatura y la poesía y además estoy dibujando…

Josué B.: ¿Y eso es nuevo?

LEMG: Dibujé algo cuando era joven, como de unos 15 o 16 años. Pero se podría decir que es algo nuevo que estoy descubriendo en mí como creador. Yo me he dado cuenta, y así me gusta asumirlo, que soy un creador, por encima de un músico o de un poeta, y utilizo cualquier herramienta que tenga en la mano para transformar la realidad o reinventar la vida.

Josué B.: ¿Qué te gusta pintar?

LEMG: Me gustan las máscaras, los rostros. Soy un enamorado del mestizaje y siempre dije que el mestizaje nicaragüense no solo podía ser indígena – español, sino que la cultura africana tiene una influencia muy grande en esa mezcla racial y cultural. Por esa línea enfoco mi creación y lo hago a través de la poesía y la canción desde hace varias décadas, a pesar de que en ese entonces no conocía personalmente la Costa Atlántica de Nicaragua.

Álvaro B:. ¿Algún momento especial para que te llegue la inspiración o para invocar a las musas?

LEMG: No creo en las musas. No puedo esperarlas y a como dice Serrat (Joan Manuel), a lo mejor andarán de vacaciones. Yo me provoco, leo mucho desde hace 15 años para acá. Quizá soy un lector tardío porque antes era un “activista” de la música y realmente no me quedaba tiempo, pero la verdad es que sigue siendo una mala excusa. Yo recomiendo a toda la gente que lea, a todo el mundo, pero sobre todo el que escribe, el que opina debe leer mucho. Yo leo mucho y lo hago, a pesar de que un principio creí que no iba a poder hacerlo, por Internet.

Álvaro B:. ¿Qué te motivó a dedicar tu disco en Costa Rica a Ray Tico?

LEMG: Porque lo quiero mucho aun desaparecido. Incluso escribí unas décimas para él que llevan por título “Réquiem al Bolero”. Además, porque de él aprendí muchas cosas. Lo conocí en condiciones muy particulares, en casas de amigos comunes, en un ambiente de bohemia. Y lo escuché tocar su guitarra y cantar como lo hacía con el público, porque él no hacía diferencias. Y esa también es una enseñanza: No tener dos caras, una cuando estás en una casa tocando guitarra y otra en el escenario. Lo que cambia en el escenario es la tecnología y no la comunicación, la honradez, la sinceridad, la coherencia, la transparencia, el desenfado, como dicen los españoles. Y me gusta esa onda porque estoy más cerca de esa generación y de ese concepto que de otros estilos o espíritus que privan en otros artistas. Y esto tiene que ver con la diferencia que yo hago entre la “industria de la música” y “el arte de la música”; y yo pertenezco al arte de la música.

Josué B.: ¿Qué le genera presentar este disco en un país que le ha dado tanta acogida usted, a sus familiares y a otros artistas nicaragüenses?

LEMG: Esa pregunta me obliga a retroceder en el tiempo. Yo vine hace 40 años a Costa Rica a estudiar Medicina. Me encontré con un grupo de música juvenil que se llamaba “Los Rufos” y me enamoré de la música. Entonces, este país de alguna manera me permitió dar un paso trascendental en mi vida profesional que fue dejar la medicina y asumir la responsabilidad de ser músico con este grupito de compañeros, con los cuales hice varios viajes a Nicaragua.

A partir de ese momento se inicia un ciclo en el que mi vida va a estar marcada por dos países: Costa Rica y Nicaragua. Además de que yo soy un gran promotor y defensor de la integración centroamericana, siempre pensé que la música iba influir a favor de que los costarricenses y nicaragüenses nos conociéramos más y mejor. Y estos compañeros que fueron conmigo a Nicaragua en los 60’s (Los Rufos) y conocieron la Managua de antes del terremoto, la Nicaragua con dictadura pero floreciente, con una Nicaragua que la deseaban, la querían y la admiraban en toda Centroamérica. Y yo, viviendo en Costa Rica, que tenía una democracia que la deseábamos todos los nicaragüenses; con una libertad de expresión que la deseábamos en Nicaragua, entonces fue que, sin dejar de ser nicaragüense y llevando a Nicaragua siempre en mi corazón, convertí a Costa Rica en mi segunda patria. Era una época en que no había tantos nicaragüenses en Costa Rica y cuando los costarricenses viajaban a conocer Nicaragua y los salvadoreños y hondureños iban a nuestro país a trabajar en la recolecta del algodón, el café y a cortar caña. Nicaragua vivía una situación política difícil pero era un país próspero. Estamos hablando de los años 60. Diez años más tarde los problemas se agravaron y todo terminó inevitablemente en una insurrección.

Yo viví todos esos momentos históricos hasta llegar a un punto en que no pude regresar a Nicaragua. Y ¿quién era el sabio o el adivino que me iba a decir que Tacho Somoza se iba a ir en el 79? De tal manera que yo podía saber hasta cuándo iba a vivir en Costa Rica y por eso también fui echando raíces aquí. Si no hubiese sido por la fuga de Somoza talvez yo no habría regresado a Nicaragua, es más, yo pensé en determinado momento no regresar a vivir en Nicaragua. Talvez regresar a celebrar el triunfo sobre Somoza, especialmente yo, que había sido un cantautor, que sin ser militante del FSLN ni de ninguna de sus tendencias, sí fui un cantautor de la solidaridad con mi país.

Álvaro B.: ¿Por qué ese pensamiento de no regresar a vivir a Nicaragua aun cuando se había producido un cambio en el país con el vos simpatizabas?

LEMG: Si hoy soy radical, en ese tiempo era más radical. Después de los 60 años (de edad) uno se vuelve más tolerante (risas de todos los presentes). Hombre… primero, porque yo creía que no me lo merecía. Tanta gente muriendo por esa causa… ¿verdad? Yo había luchado en Costa Rica por causas sociales como las huelgas de los bananeros, huelgas estudiantiles, toma de tierras, las reivindicaciones de los maestros, inclusive las luchas del gremio de los músicos. Yo me involucré mucho en lo político y lo social de Costa Rica; escribí algunas canciones que tuvieron que ver con eso, pero mi pensamiento estaba en Nicaragua. Entonces, cuando yo me doy cuenta de que estoy sufriendo una contradicción, tuve que tomar una decisión. Mis hijos estaban aquí. Yo ya estaba divorciado pero mi ex mujer vivía aquí. Y yo tuve miedo de otra cosa Álvaro, que no se si le va a pasar a todos los nicaragüenses: Yo había perdido a todos mis amigos. Cuando yo regresé a Nicaragua no conocía a nadie. Algunos de mis amigos se habían muerto, otros se habían ido de Nicaragua. Acordate que la familia nicaragüense se disolvió, se separó, se atomizó, porque unos estaban muertos, otros fuera del país y otros no querían nada conmigo.

Álvaro B.: ¿Alguna vez te reclamaron el haber estado fuera del país, como le ha sucedido a varias personas (de uno u otro bando) mientras sucedían guerras y otras graves dificultades en Nicaragua?

LEMG: Fijate que curioso, eso no, hasta el día de hoy no. Me pudieron haber reclamado otra cosa, pero como yo nunca dije que era guerrillero y nunca quise serlo. Yo quise ser cantautor y mi generación me exigió cantar contra la guerra en Vietnam, contra las dictaduras en Chile, en Argentina, en Uruguay. Cantar en solidaridad con la revolución cubana. En el año 69 yo era militante de Woodstock y del movimiento hippie… era un revoltijo de cosas para un joven de ese tiempo y todo era parte de la rebeldía. Soy de una generación muy rebelde. Además, vengo de una familia de clase media, pero en Somoto, donde eso no significa nada. Entonces no tenía “alcurnia” ni apellido especial y lo que quisimos hacer fue lo que mi padre nos enseñó: ser honrados cantando, ver a los ojos, comunicar, ser exigentes, aprender de los demás, ponerse de pie cuando uno está frente a otra persona pero exigir a la otra persona que te respeten con la misma tolerancia. Todas esas cosas vienen de mi casa, pero además, vienen de una formación cristiana. Yo estudié interno en el colegio Calasanz y La Salle y eso me dio una formación cristiana, inclusive ortodoxa, algo jodida, porque era el tiempo en que los curas te pegaban y te castigaban duro. Pero yo creo que el arte, la cultura, la música, fue lo que me salvó de no ser un resentido y en cuestión de buscar mi propia identidad. Sin rechazar a Costa Rica, entendí que mi papel era mejor en Nicaragua, pero desde Nicaragua. Y en ese tiempo entre y salí mil veces viajando entre Costa Rica y Nicaragua, pero también viajando a otros lugares como Estados Unidos y Europa, en ese tiempo defendiendo unos sueños en los que yo creí y en los que sigo creyendo como sueños, yo no se si ahora posibles o no.

Álvaro B.: ¿Seguís enamorado de la utopía?

LEMG: Siempre. Pero también nos dimos contra un muro de intolerancia, de autoritarismo. Eso es lo que está pasando ahorita en Nicaragua precisamente. Además, no voy a estar de “trasnochado” hablando de un tema que ya está contra sabido ¿no? Mi posición es totalmente independiente, tengo Patria, no tengo partido. Mi bandera es la azul y blanco de Nicaragua.

Álvaro B.: ¿Y eso fue siempre así?

LEMG: Yo te voy a contar una anécdota rapidísima… y no se si vos te acordás de estos detalles. A mi llamaban las tres tendencias en las que estaba dividido el Frente Sandinista para hacer actividades y yo les decía “No”. Ninguna tendencia, lo hacía por Nicaragua. ¡Claro que eran del Frente Sandinista!, pero yo exigía que la bandera que iba a estar en la actividad fuera la de Nicaragua. ¿Te imaginás lo que es decir eso en ese tiempo? Por eso te repito que no voy a estar hablando trasnochadamente de ese tema y siempre quise que mis canciones fueran para construir algo, no para destruir nada. Nunca me gustó que etiquetaran mi música como “protesta”, pero lamentablemente así fue. Después llegaron los términos de “nueva canción” , “trova”, “canción testimonial”, “revolucionaria” y otras, pero yo siempre fui un cantor popular. Ahora que presento este disco de boleros, lo hago con el mismo amor, la misma coherencia, los mismos principios, los mismos ideales con los que escribí “Hilachas de Sol”, “Allá va el general”, “Venancia” o “Pobre la María”.

Elvis M.: ¿Estaría usted dispuesto, a como lo hizo en su momento su hermano Carlos, a participar activamente en la política de Nicaragua?

LEMG: Absolutamente no. Yo respeto la decisión de Carlos, la apoyé; era nuestra obligación apoyarlo como familia, pero yo no estaba de acuerdo con la decisión de Carlos. El artista siempre tiene mucho qué perder cuando se mete a la política independientemente de la ideología. Siempre ha sido así. Y yo creo que la gente te quiere a como vos te has entregado a la gente. Yo no se si un artista después se hace banquero u otra cosa, no lo sé. Yo creo que el que es artista de verdad muere siendo artista.

Álvaro B.: Allí esta el caso de Rubén Blades en Panamá....

LEMG: Ya ves pues. Y era un bonito proyecto el que tenía pero fue un fracaso. Yo no digo que esté arrimado al ministerio de Turismo. Yo no se si está haciendo un buen papel o no, pero creo que lo bueno que hace lo está haciendo por ser Rubén Blades, por ser artista, no por ningún planteamiento político que él esté haciendo en el actual gobierno de Torrijos. Yo aprendí una cosa: Entre más lejos del poder, duermo más tranquilo. Entre más lejos del poder, soy más libre. Estoy por hacer un disco con canciones terribles acerca del poder. Hay una que se llama El Blues del Camaleón. Esta y la mayoría son críticas directas, casi con nombres y apellidos, a los políticos. Críticas la politiquería nacional, a todo el zoológico que le ha hecho mucho daño a Nicaragua, de uno y otro lado, allí nadie se salva, incluyendo al clero, que es otro poder. Otro poder son los medios de comunicación, así que hay que poner las barbas en remojo porque el pueblo tarde o temprano va a pedir cuentas. Y se las va a pedir por igual a periodistas, políticos, curas y artistas, en la medida en que nos involucremos , en la medida en que seamos nosotros capaces de ser auténticos o no. Yo creo que el compromiso de Carlos fue auténtico, porque lo hizo porque tenía un compromiso moral con Herty Lewites. No lo hizo ni siquiera por un proyecto que estaba en un papel que leyó y dijo "me gusta, voy ser candidato", no. Lo hizo porque Herty se lo había pedido y Carlos primero había dicho que no. Entonces, después que Carlos acepta y muere Herty, se siente comprometido con la palabra que le dio y nosotros lo apoyamos. Incluso, yo compuse una canción que se llama "Los tigres del norte", dedicada a Edmundo Jarquín y a mi hermano Carlos, porque son segovianos.

Josué B: Antes de concluir, por favor, quiero preguntar si se ha sentido desilusionado por la frustración de esa utopía en la que usted todavía cree y también pedirle un mensaje para los inmigrantes nicaragüenses...

LEMG: Si, a veces amanezco con la depre. Escribí precisamente una cosa que se llama "Antídoto contra la depresión", porque todos los días que abro el periódico siento vergüenza del concepto que hay en el extranjero sobre los nicaragüenses. Me recuerda mucho cuando yo vivía en Costa Rica hace 30 años y me preguntaban: "¿Y vos sos nicaragüense?" Y cuando les decía que sí me decían: "¿Y cuando se van a apear a Somoza?" Y se burlaban de mi. Ahora me da mucha vergüenza lo que está sucediendo alrededor del gobierno , de toda la corrupción que hay a todos los niveles, que está llegando al nivel del mismo pueblo. La corrupción corrompe y el poder corrompe, hablo del poder absoluto que corrompe absolutamente. Pero también les quiero decir a los inmigrantes que me yo me siento orgulloso de ellos. Porque independientemente de algunos casos aisladísimos, yo solo tengo referencias lindas y hermosas de ellos aquí. Todo el mundo me dice: "son trabajadores tremendos. Dicen las cosas de frente no por la espalda. Son nobles, son solidarios". Eso me hace sentirme orgulloso. Y también les digo: hay que aprender lo bueno de este país y ser agradecidos con la gente que nos tiende la mano. Además, yo creo que los nicaragüenses estamos influyendo ya en gran medida aquí en Costa Rica y creo que hay gente que está aportando a este país. Independientemente de que seas una ama de casa, un jardinero, un CPF (guarda de seguridad) o un banquero, se puede aportar mucho, no solamente en el aspecto económico sino conservando nuestra idiosincrasia, siendo siempre auténticos. Ser como decía Darío: "Ser sincero es ser potente" y sentirse orgulloso de tener una identidad y una razón de ser. Les envío a todos un abrazo caluroso y lleno de cariño.

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