miércoles, 25 de junio de 2008

Apoyan autores españoles posición de artista nicaragüense

25.06.2008 Actualizado a las 16:04:09


MANAGUA, 24 jun (Xinhua) -- La Sociedad General de Autores de España respaldó hoy la decisión del cantante y compositor nicaragüense Carlos Mejía Godoy de prohibir al gobierno de Nicaragua utilizar su obra en actividades partidarias o gubernamentales.

Juan Nebreda de Nicolás, representante de la Sociedad General de Autores de España, envió este martes un mensaje de apoyo a Mejía Godoy.

La misiva indicó que ningún gobierno ni nadie puede utilizar las obras de un creador sin su autorización.

"Esto es así desde los ya lejanos tiempos de la revolución francesa", añadió el mensaje dirigido al autor de "Son tus perjúmenes mujer".

Asimismo, la Sociedad Española advirtió que "no existe coartada alguna, social, cultural o política que pueda desvirtuar ese principio esencial de libertad individual del creador".

Agregó que la obra de Carlos Mejía Godoy ilumina un mundo mejor y aunque todos la disfrutemos, sólo a él le pertenece, su obra es la expresión sincera de su personalidad y, por ello, le asiste el derecho moral, inalienable a decidir sobre ella.

La Sociedad General de Autores de España, de la que Mejía Godoy es socio, respondió así a una consulta formulada por el artista nicaragüense que dio un plazo al gobierno de Nicaragua para que dejase de usar su patrimonio artístico en actos partidarios y gubernamentales o en campañas electorales.

El gobierno nicaragüense continúa utilizando canciones de García Godoy, como "La Consigna", un canto dedicado al Frente Sandinista, con el argumento de que la obra es patrimonio cultural de la nación e inspirada en las hazañas épicas de los nicaragüenses.

Carlos Mejía Godoy y su hermano, Luis Enrique, anunciaron recientemente que procederán a entablar su demanda en tribunales internacionales.

Los nicaragüenses tendrán elecciones municipales en noviembre próximo.

Luis Enrique se une a protesta de Carlos (END)

Tomás dolido y Murillo responde con carta de 2005

Leyla Jarquín
END - 22:33 - 19/06/2008

Luis Enrique Mejía Godoy se sumó ayer a la protesta de su hermano, Carlos, de prohibir el uso de sus canciones en actos públicos del gobierno que preside Daniel Ortega, mientras los ecos de dicha situación llegaron hasta Perú, desde donde el comandante Tomás Borge expresó sentirse dolido por esta “prohibición”.

El cantautor nicaragüense informó que esa decisión fue en solidaridad con su hermano y en protesta ante el Gobierno por cerrar los espacios a los partidos políticos, y a la forma como conduce al país, según una publicación de la página web mexicana dedicada a la farándula internacional. El repertorio de Luis Enrique es muy amplio y cuenta con canciones muy similares a las de su hermano, algunas de ellas de autoría compartida.

Por su parte, en una postal enviada a este diario, Borge manifestó su “dolor” luego de ver la carta que Carlos Mejía Godoy dirigió a la primera dama Rosario Murillo, coordinadora del Consejo de Comunicación y Ciudadanía del Gobierno.

“Quiero expresar mi firme y formal protesta por el uso y abuso que el partido de Gobierno está llevando a cabo, con mi canción titulada La Consigna”, expresó la semana anterior Carlos Mejía Godoy.

En esa misma misiva, el intérprete y autor de la popular Misa Campesina manifestó que “la única obra musical de mi autoría que yo cedí al Frente Sandinista, cuando yo pertenecí a sus filas, es el llamado Himno de la Unidad Sandinista”.

Por tanto, Mejía Godoy expresa: “… en el contexto dramático que vive nuestro pueblo, amenazado nuevamente con otra dictadura familiar, réplica sórdida de la tiranía de los Somoza, no puedo permitir que las canciones, inspiradas precisamente en el sacrificio e inmolación de miles de hermanos nicaragüenses, sirvan de fondo musical para continuar la tragicomedia más vergonzosa de los últimos años”.

Murillo responde con carta de 2005
A la vez, la Secretaría de Comunicación del gobierno hizo circular una carta donde Murillo se refiere a Carlos Mejía como “un símbolo, más allá de sí mismo. Siempre habrá, para mí, un Carlos, a la izquierda, en el lado izquierdo del pecho, de la memoria, y de la vida, y otro Carlos, el de ahora, el que ha perdido la voz”.

Sin embargo, la misiva está fechada con el 10 de marzo de 2005, fecha que coincide con la época en que el cantautor nicaragüense se unió formalmente a las filas del Movimiento Renovador Sandinista para ser su candidato a vicepresidente, luego de la muerte de Herty Lewites.

“En la vida hay cosas que no nos pertenecen personalmente. Que no tienen dueño. Que no son de propiedad, ni particular ni privada. Los muertos, por ejemplo. La esperanza colectiva, la creación colectiva, el dolor colectivo. Los triunfos colectivos”, dice la carta.

“El canto, nuestro canto, seguirá siendo de los hijos e hijas, madres y hermanos, de los miles de nicaragüenses que escribieron, con su tinta sangre, cada sílaba”, se lee.

Además, dice, “el canto de Carlos, a pesar de él mismo, seguirá siendo del Frente. Del Frente Sandinista que hizo la Revolución, y que desde esa lucha mítica, los inspiró y dictó. Del Frente Sandinista, que seguirá, además, revolucionando la historia”.

El cantautor Mejía Godoy prohíbe a Ortega usar sus canciones en actos públicos

EFE Actualizado 19-06-2008 20:14 CET

Managua.- El cantautor nicaragüense Luis Enrique Mejía Godoy prohibió hoy al Gobierno que preside Daniel Ortega usar sus populares canciones en los actos públicos, sumándose a su hermano Carlos.


(EFE)El artista de origen nicaragüense, Luis Enrique Mejía Godoy, durante su participación en el concierto "Panatierra", en 2005. Mejía Godoy prohibió hoy al Gobierno que preside Daniel Ortega usar sus populares canciones en los actos públicos.
Luis Enrique informó en un programa de televisión transmitido por el Canal 8 que tomó esa decisión en solidaridad con su hermano Carlos y en protesta ante el Gobierno de Ortega por cerrar los espacios a los partidos políticos y la forma en que conduce a este país.

Carlos y Luis Enrique Mejía Godoy son autores de más de 200 canciones cada uno, la mayoría de ellas testimoniales sobre la insurrección que derrocó con las armas a la dictadura de Anastasio Somoza Debayle, el 19 de julio de 1979, y de la Revolución Popular Sandinista de los años ochenta.

Carlos, autor de la misa campesina nicaragüense, hizo pública su decisión, el viernes pasado, a través de una carta dirigida a la primera dama, Rosario Murillo, coordinadora del Consejo de Comunicación Social de la Presidencia de la República.

Este cantautor dio un plazo, que vence mañana, para que el Gobierno de Ortega retire sus canciones de los actos oficiales y de los anuncios que publicitan, con la canción La Consigna, la celebración del 29 aniversario del derrocamiento de la dictadura Somocista el próximo 19 de julio.

Carlos Mejía Godoy, que ha escrito decenas de canciones dedicadas al "general de hombres libres" Augusto César Sandino -el héroe de los sandinistas- y otros héroes de la revolución, sólo cedió de su obra musical al Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) el Himno de la Unidad Sandinista.

Durante los actos públicos, en especial el programa "Pueblo Presidente" es rutinario que como fondo musical de los discursos que pronuncia Ortega y sus ministros se escuchan las composiciones de los Mejía Godoy.

Los trovadores anunciaron que recurrirán al convenio de Berna y a las leyes sobre derechos de autor que Nicaragua ha suscrito para proteger sus obras musicales, si el Gobierno de Ortega no acata sus decisiones.

Los hermanos Mejía Godoy, antiguos militantes del FSLN, ahora simpatizan con el opositor Movimiento Renovador Sandinista (MRS), un colectivo integrado por disidentes sandinistas y fundado en 1995 por el escritor y ex vicepresidente Sergio Ramírez Mercado.

La oposición ha acusado al presidente Ortega de pretender instalar "una dictadura familiar" en Nicaragua, junto a su "aliado" el ex presidente y reo Arnoldo Alemán, líder del Partido Liberal Constitucionalista (PLC).

lunes, 23 de junio de 2008

DESAUTORIZACION Y PROHIBICION

Por este medio, amparado en la Ley de Derechos de Autor y Derechos Conexos de Nicaragua No. 312, en Artículo 13 que dice: “Están protegidas por esta Ley todas las creaciones originales y derivadas, literarias, artísticas o científicas, independientemente de su género, mérito o forma actual o futura”. En el Artículo No. 18º y 19: “Podrá oponerse a toda deformación, mutilación u otra modificación de la obra cuando pueda causar o cause perjuicio a su honor, legítimo interés o reputación. Derecho de retiro o arrepentimiento, que le permite retirar la obra de circulación”. Y en el Artículo 22: “Corresponde al autor el derecho exclusivo de autorizar o prohibir la explotación de su obra en cualquier forma), hago del conocimiento público que prohíbo y desautorizo al Partido FSLN, al Gobierno del presidente Daniel Ortega y a los medios de comunicación Radio YA y Canal 4 de TV, específicamente, a utilizar cualquier canción de mi autoría. Obra musical que está registrada y protegida en las Sociedades de Derechos de Autor ACAM (Asociación de Compositores y Autores Musicales de Costa Rica) con el Número CAE 027.69.08.00. Además soy miembro fundador de NICAUTOR (Sociedad de autores y compositores nicaragüenses) que por convenio de reciprocidad con ACAM, representa los intereses de esta organización. De no respetarse este Derecho Moral, estaré en capacidad de establecer las acciones legales correspondientes.

“Yo soy de un pueblo sencillo como la palabra Juan
como el amor que yo entrego, como el amor que me dan…”

Nuestro padre, carpintero y ebanista de oficio, nos enseñó a saber utilizar todo tipo de madera que llegara hasta sus manos para transformarla en algo bello y útil. Y como músico de vocación, nos heredó la honradez de cantar, enseñándonos a leer nítidamente en el rostro del pueblo la palabra dignidad y justicia. Por eso, nuestras canciones se han inspirado en la alegría, la rebeldía y la ternura de nuestro pueblo, en su lucha heroica contra la dictadura, en la defensa de la Revolución y nuestra soberanía, en la lucha por la paz, la democracia, la justicia social y la libertad de expresión. En los valores más profundos y auténticos de nuestra historia, nuestra identidad cultural y nuestra geografía patria y en los lazos de hermandad y solidaridad con los países de Centroamérica y América Latina.

“Le decían bandolero por mi mirar el sol de frente
quería tanto a mi pueblo, no qería ser presidente…”

Mis humildes canciones al General Sandino, a los campesinos explotados y sin tierra, a los héroes de la Revolución, a la Costa Caribe, su diversidad y Autonomía. Al orgullo de haber nacido en este pueblo sencillo, fueron escritas por mi conciencia y por la sensibilidad de ciudadano nicaragüense y por la formación en los principios morales y éticos que recibimos en nuestro hogar. Escribo canciones desde joven, como una necesidad, muchas veces urgente, de expresar mis sentimientos como ser humano, artista, compositor y cantautor. Dios y la vida me dieron este privilegio de cantar por los que no tienen voz. Mi voz, a veces cansada, pero siempre firme, nunca ha abandonado este oficio y herramienta cargados de futuro… Estas modestas canciones, compuestas en las cuatro últimas décadas, algunas compartidas, como las de las que se incluyen en Guitarra Armada y el Canto Epico al FSLN, con mi hermano Carlos, con quien me solidarizo totalmente por su iniciativa y decisión de prohibir y desautorizar al Gobierno actual, al FSLN y a los medios de comunicación Radio YA y Canal 4 de TV, son propiedad nuestra y de nuestros herederos. Nadie puede arrebatarnos este derecho.

“Somos hijos del maíz
Constructores de surcos y de sueños…”

El Frente Sandinista de Liberación Nacional de hoy no es el mismo de ayer. Al que le cantamos con todo orgullo y con la pasión y el compromiso de nuestra militancia que recibimos cuando ya habíamos compuesto muchas de las canciones que nuestro pueblo pudo conocer, disfrutar y cantar hasta los años ochenta. Hoy se intenta confundir a la opinión pública diciéndole que le queremos quitar al pueblo el derecho de escuchar nuestras canciones, nada más lejano a la verdad, y solo con el objetivo de amedrentarnos, provocarnos y manipular, una vez más, afirmando que hemos “labrado con madera ajena” nuestro canto, con el empeño casi enfermizo de confiscar nuestra obra musical.

“Mi venganza personal será decirte
“buenos días, sin mendigos en las calles…”

Somos disidentes del FSLN desde 1991 y siempre nos cuidamos y evitamos caer en la trampa de responder con el mismo lenguaje a los insultos y ofensas personales del fanatismo y la descalificación de algunos militantes del FSLN actual, por la defensa que hemos hecho de nuestros Derechos Morales y Patrimoniales de Autor, derecho que tienen todos los autores y compositores de Nicaragua y del mundo. Esta lucha que emprendimos hace muchos años en nuestro país y que ha costado tanto, ha logrado que, por fin, en Nicaragua tengamos una Ley (312) y una Sociedad de Autores que es responsable de defender a sus miembros y asociados y hacer cumplir dicha Ley mucho más allá de cualquier posición política e ideológica.


“Este país semilla y canción para el futuro
Aquí precisamente donde vence lo hermoso a lo absurdo…”

En programas radiales y televisivos oficiales del FSLN, en cartas publicadas en los últimos años, y en discursos recientes de algunos de sus dirigentes, se ha querido interpretar esta Ley a su gusto y antojo como sucede frecuentemente con los derechos de otros sectores de nuestro pueblo. Ahora se afirma, con un lenguaje oportunista y prepotente, que nuestras canciones pertenecen a toda una colectividad, que es el pueblo el autor de estas canciones y nos ofenden en lo más profundo de nuestra conciencia y nuestra dignidad porque están utilizando la sagrada sangre de los caídos en la larga lucha por la libertad de nuestro pueblo y sus familiares, con fines políticos y con el autoritarismo y la perversidad que retrata de cuerpo entero al gobierno de Daniel Ortega y su nuevo Partido familiar con el que no queremos absolutamente nada.

Solo pedimos justicia. Será posible en Nicaragua?

Luis Enrique Mejía Godoy
Cédula No. 321-250245000F
Managua, Nicaragua, 23 de Junio, 2008

lunes, 16 de junio de 2008

Luis Enrique Mejía Godoy: conversaciones con un trovador errante (Revista Agulha.com Brasil)

(entrevista)

Mónica Saldías y Floriano Martins

En Agulha # 20 fue publicado un artículo sobre el cantautor sueco Björn Afzelius, fallecido en 1999, cuya obra y vida se caracterizó por una inquietud solidaria hacia los pueblos latinoamericanos. En esta entrevista, el diálogo con el cantautor nicaraguense Luis Enrique Mejía Godoy nos lleva, una vez más, a Afzelius y la solidaridad del pueblo sueco en la persona de su primer ministro asesinado en 1986 Olof Palme. Luis Enrique Mejía Godoy (Nicaragua, Somoto 1945) inicia su vida artística como cantautor en 1969 en Costa Rica.. Junto a otros artistas funda en 1975 el Movimiento de la Nueva Canción Costarricense. En 1979 regresa a su país. Autor de aproximadamente 200 canciones y de 18 discos ha musicalizado poemas de Rubén Darío, Ernesto Cardenal, José Coronel Urtecho, Joaquín Pasos, José Cuadra Vega, David Mc Field, Gioconda Belli, etc. Ha realizado giras por Europa, Estados Unidos, México, el Caribe y Sudamérica. En 1992 funda junto a otros artistas de la canción, la Asociación de Cantautores Nicaraguenses, y recientemente la Fundación Mejía Godoy, junto a su hermano Carlos.

-Tus primeras canciones fueron escritas en 1970. ¿Qué es lo que distingue esas canciones de las que venías componiendo hasta entonces? ¿Cómo explicas ese concepto de canciones sociales? ¿Qué canciones serían, por así decir, no sociales?

LE: Mis primeras canciones, nacidas en mi exilio voluntario en Costa Rica, son un reflejo del momento histórico de mi país, de Centroamérica y América Latina en general. Son canciones que denuncian la injusticia en Nicaragua bajo la dictadura militar de Somoza Debayle: la tierra en pocas manos, la explotación de los obreros, el crimen y la tortura. En fin, no se diferencian mucho de las canciones de Viglietti, Zitarrosa, Víctor Jara, Atahualpa Yupanqui, Violeta Parra, para mencionar algunos. Mis primeras canciones fueron de amor (1967-1970), fundamentalmente con influencias del rock en español. En 1970 doy un giro, y el compromiso ya no es solamente político, sino de identidad. Se trata de recuperar la música folklórica, los ritmos auténticos de mi país (la mazurca, la polka, el son nica, el vals, el palo de mayo), con las influencias también de la música latinoamericana y del Caribe. Por supuesto que sobre todo con la experiencia de los años, nos dimos cuenta que las etiquetas: canciones sociales, protesta, políticas, revolucionarias, sandinistas, nueva canción, etc, no tenían mayor importancia; lo más importante era el contenido: una canción cotidiana, íntimamente enraizada en los problemas, las luchas, las aspiraciones, las alegrías, y la esperanza de nuestro pueblo. En realidad, usamos etiquetas para diferenciar este tipo de canción de una canción consumista o superficial.

- ¿En qué consistió el llamado Movimiento de la Nueva Canción y qué afinidades tenía con el grupo Tayacan? ¿Ya contaban con instrumentos electrónicos?

LE: Sin duda alguna, el Movimiento de la Nueva Canción Costarricense nació hermanado con todos los otros movimientos espontáneos u organizados en América Latina y el Caribe. Tal vez lo más peculiar y diferente estaba en la Nueva Trova, dada su propia situación. Sin embargo, el concepto mundial de solidaridad con los pueblos que luchaban contra dictaduras militares en América Latina, contra la guerra de Vietnam y el bloqueo a Cuba, nos hacía pertenecer a un mismo movimiento que fue también artístico, estético; donde la poesía y el trabajo musical siempre tuvo, independientemente de conyunturas o canciones urgentes, una gran importancia que incluso puede apreciarse actualmente. El Grupo Tayacan lo fundamos como grupo experimental, integrado por gente de Costa Rica, Nicaragua, Venezuela y Chile, aunque el repertorio mayor estaba formado por mis canciones y las de mi hermano Carlos. El formato era totalmente acústico, y dadas las condiciones de Costa Rica, pasó mucho tiempo antes de que cantaramos con micrófonos. Lo hacíamos en parques, manifestaciones, universidades, plazas públicas, iglesias, mercados, etc. Entre 1975 y 1979 nacieron en Costa Rica varios grupos y solistas, algunos de los cuales aún sobreviven. Las primeras experiencias con instrumentos electrónicos datan de 1978 con el grupo experimental de Adrián Goizueta (argentino residente en Costa Rica) y además con músicos académicos (cello, violín, flauta traversa). Esta experiencia la llevé a Nicaragua en 1979 y en 1980 fundé el Grupo Mancotal (con grupos de Rock, música académica, salsa y folklore)

- ¿Podría decirse que tu residencia en Costa Rica fue ocasional, fundamentalmente por ofrecerte un ambiente musical más atractivo del que Nicaragua podía darte?

LE: Primero viajo a Costa Rica en 1967 para estudiar medicina en la Universidad. Luego me involucro con el grupo de rock nacional Los Rufos y dejo los estudios para dedicarme totalmente a la música. Costa Rica me ofrece fundamentalmente la libertad de expresión que no tengo en mi país. Y aunque regreso cada año a Nicaragua, donde también empiezo a cantar públicamente mis canciones más políticas, esto ya no resulta posible a partir de 1974 . Recién puedo regresar a Nicaragua en 1979. Mis discos son prohibidos y mis canciones censuradas en la radio nicaragüense, a pesar de que todavía no tenía ninguna vinculación con el FSLN y la lucha contra Somoza, al menos no directamente. También gracias a las condiciones democráticas en Costa Rica, pude leer la literatura y escuchar la música que no podía en mi propio país. Luego, en 1972 milito en la Juventud del Partido Vanguardia Popular. Es en Costa Rica donde escribo mis primeras canciones al Gral. Sandino (por la lectura de libros de Gregorio Selser, Neruda, Sergio Ramírez y Ernesto Cardenal). También la poesía revolucionaria nicaragüense me inspiró a escribir mis primeras canciones directamente contra el régirmen somocista.

- Al igual que otros nombres dentro de la música popular –por ejemplo Juan Manuel Serrat, Mercedes Sosa, Julio Jaramillo -, fuiste siempre un gran viajero. Hablanos de esos viajes. ¿Es a partir de tus viajes que surgirían versiones de tus canciones en otros idiomas?

LE: Yo realmente nunca pensé que viajaría para cantar en otros países; menos me imaginé que viajaría por todo el mundo. Fue mi oficio de trovador y de cantautor vinculado con la solidaridad y los aspectos políticos y sociales, los que me llevaron a Alemania (RDA), Cuba, URSS, México, Centroamérica, y poco a poco mi vida se convirtió en un viaje permanente. Desde entonces soy y hasta ahora soy trovador errante. Efectivamente en algunos países como Alemania, Holanda, Suecia, Japón y EEUU, mis canciones han sido traducidas en los discos editados en esos países y durante los conciertos y entrevistas. Pero también mis canciones han sido cantadas en español, en versiones de otros cantautores como Amparo Ochoa (México), Sara González (Cuba), Holly Near (EEUU), Grupo Pueblo Nuevo (Ecuador), y por supuesto por cantautores de Centroamérica.

- ¿Cuándo y cómo conociste a Björn Afzelius? ¿Qué es lo que más recuerdas del tiempo compartido con él en Nicaragua? ¿Y en Suecia?

LE: Conozco a Björn Afzelius, gracias a la solidaridad de Suecia con Nicaragua, especialmente en cuanto a proyectos culturales por medio de los cuales el pueblo sueco y su gobierno en la persona de Olof Palme [1], estuvieron cerca de Nicaragua. Muchos sindicatos y organizaciones no gubernamentales han apoyado el proceso nicaragüense, sobre todo después del triunfo de la revolución sandinista. Sin embargo, mi amistad con Björn surge especialmente en los 90, precisamente cuando el FSLN es derrotado electoralmente. Involucrados ambos en el proyecto de ayudar a la restauración del Teatro Nacional Rubén Darío, el único teatro en Nicaragua, y el proyecto de convertir las ruinas del antiguo Gran Hotel de Managua (pre-terremoto) en un centro cultural, Björn y yo, acompañados por otros músicos de su viejo grupo Globetrotters y compañeros de su generación, como Mikael Wiehe y Age Alexandersen, realizamos una serie de conciertos en Suecia, Noruega, Finlandia, y Dinamarca en los años noventa. De la misma manera Björn viajó al menos tres veces a Nicaragua para cantar junto a artistas nicaragüenses y suecos. Fue en esos años que lo conocí, y nuestra amistad, aunque reciente, y a pesar de la distancia y de la diferencia cultura, fue sincera y muy linda. Él se interesó por estudiar español, impulsado también por su relación con Cuba y Chile. Compartimos escenarios, viajes, desvelos, tragos, su casa y su familia, mucha música y una gran amistad. El tenía un sentido del humor muy particular: lo que en Nicaragua llamamos un "jodedor", bromista y rebelde, franco y espontáneo. Después de cada concierto comíamos y tomabamos algo, conversabamos y tocabamos guitarra hasta el amanecer. Creo que él también encontró en mi un amigo.

- ¿Solamente la prensa sueca registró tu estadía y conciertos en Escandinavia? ¿Pensaron alguna vez en documentar esos viajes grabando un disco juntos?

LE: No sé qué cobertura hubo de nuestros conciertos y giras en otros países. Sé de algunas entrevistas en prensa escrita, radio y televisión en Suecia. Teníamos la idea de hacer una grabación juntos, pero lo único que pudo hacerse fue un video de parte de nuestra gira por Suecia. En esa gira toqué junto a su grupo los bogoes, instrumento de percusión que no tocaba desde mi juventud.

- ¿Quién fue el autor de la versión en español de Tusen bitar (Mil pedazos) de Björn Afzelius? ¿Es la primera versión en español de una canción de Afzelius? ¿Llegaste a grabarla en algún disco tuyo?

LE: Siempre me gustó esta canción, desde la primera vez que la escuché. Sé que el texto no era suyo, pero su versión fue realmente muy popular en Suecia. Me gustaba escucharlo cantando a coro con su público. No recuerdo bien si escribí una versión completa o le envié a un amigo que trabajaba con él -Francesco Hipólito- mi texto y me la devolvió con algunas correcciones. Desgraciadamente nunca la grabé, pero es una deuda que aún tengo.

- ¿De qué manera la música de Afzelius podría aproximarse al concepto de Nueva Canción?

LE: Como les decía al comienzo, no importa en qué parte del mundo se escriba una canción que hable de la vida, la lucha y la esperanza del pueblo. Creo que muchas canciones de Bob Dylan, John Lennon, Pete Seeger, Joan Baez, Jackson Browne, y por supuesto, de Björn Afzelius reflejan el mismo espíritu de la llamada Nueva Canción Latinoamericana. Tal vez por eso mismo, Björn se identificó con las canciones de Silvio Rodríguez y hasta hizo versiones suyas en sueco.

- Para el pueblo sueco Nicaragua y la lucha de su pueblo significó mucho durante mucho tiempo pero mucho interés se fue perdiendo a partir de la aparición en escena de Violeta Chamorro. Los medios de comunicación ya no enfocaron en Nicaragua, y el proceso en términos generales dejó de interesar. En combinación con que el discurso político en Suecia también cambió, fundamentalmente a partir del asesinato de Olof Palme. ¿Qué significó la solidaridad de Afzelius y la del pueblo sueco con la Nicaragua de la lucha sandinista? ¿De qué forma se recuerda esa solidaridad hoy día? ¿Se recuerda?

LE: La solidaridad la recuerdan mucho más los pueblos que los gobiernos. Creo que el pueblo, sobre todo los más humildes, los marginados, siempre recordarán los actos desinteresados de la solidaridad internacional, venga de donde venga. Por supuesto que personalidades como Olof Palme, quien estuvo en Nicaragua, han sido un gran estímulo y apoyo para el proyecto revolucionario nicaragüense, y su lucha por la paz y la democracia. Desgraciadamente creo que hay una nueva generación que no conoce, o al menos ignora, lo que significó la solidaridad. Cuando Olof Palme fue asesinado realizamos un festival por la paz en Costa Rica, Nicaragua y Guatemala con artistas de América Latina. Fue un modesto homenaje a este hombre que se interesó por la paz y la democracia en nuestro continente. La guerra en nuestro país -como toda guerra- fue cruel, despiadada, y nadie quiere recordarla; y fue precisamente en esos momentos difíciles, entre 1978 y 1989, cuando la solidaridad jugó un papel fundamental, no solamente en lo político, sino también en los proyectos sociales y culturales. El mundo ha cambiado, la guerra está en otros puntos del planeta. Terrorismo en el corazón de los EEUU, guerra entre Israel y Palestina. De tal manera que Nicaragua vuelve a ser noticia según la magnitud de los desastres naturales, su pobreza, el tráfico de drogas y la corrupción .

- ¿Se ha materializado de alguna forma esa solidaridad? ¿Llegó a construirse un teatro en Nicaragua tal como soñó Afzelius?

LE: Desgraciadamente no llegó a concretarse más que en la ayuda para el Teatro Rubén Darío y el proyecto discontinuo del Centro Cultural Managua. Con Björn soñabamos que los artistas pudieramos tener nuestro propio espacio y que pudieramos administrarlo de acuerdo a nuestros intereses; intereses ya no políticos sino artísticos. Es también un sueño pendiente.

- ¿Su significado quedó restringido al sector de músicos o abarcó un espectro más amplio?

LE: Aunque Björn, junto a su pueblo y organizaciones artísticas fue solidario con todos los aspectos de la revolución nicaragüense, creo que el mayor interés lo despertó a nivel cultural y artístico.

- ¿Qué buscabas exactamente con la creación de la Fundacion Mejía Godoy? ¿En esos encuentros semanales que allí son promovidos se recuerda o está presente de alguna manera la música de Björn Afzelius? Lo mismo me pregunto respecto de tu libro Relincho en la sangre (Relatos de un trovador errante): ¿hay en tu libro fragmentos que recuerden la presencia de Afzelius en tu país?

LE: Precisamente, después del 90, cuando supuestamente todos los logros culturales del proceso revolucionario se estancan, creamos la Fundación Mejía Godoy, sin fines de lucro y con el objetivo de tener nuestro propio espacio cultural. Antes me había involucrado con otros artistas en la asociación de cantautores nicaragüenses (ASCAN), asociación que Björn Afzelius también apoyó en forma particular con un proyecto para el desarrollo de la música nicaragüense. En nuestro local, La Casa de los Mejía Godoy, donde cada fin de semana convocamos a la gente interesada en nuestra música, hablamos siempre de aquellos artistas amigos que nos han influido con su ejemplo y su quehacer artístico. Björn, sin duda, está entre ellos. Respecto a mi libro Relincho en la sangre, trata de ser una autobiografía, con relatos y elementos de ficción, y aunque allí aparece una foto con Bjorn, igual que con otros artistas, no hago un relato especialmente dedicado a nuestra amistad.

- ¿Así como Afzelius hizo una version musical de la canción El mayor, de Silvio Rodríguez, tienes idea si Silvio Rodríguez habría realizado versiones de temas de Afzelius?



LE: No tengo idea si Silvio ha realizado versiones de la música de Bjorn.

- ¿Hay algún músico en Nicaragua que haya trabajado sobre alguna versión en español de sus textos? ¿Hay proyectos de hacerlo?

LE: Tampoco tengo información al respecto. Hay músicos como Katia y Salvador Cardenal, Engel Ortega que conocieron a Björn, pero ninguno ha hecho temas de Afzelius, que yo sepa.

- ¿Ha habido algún interés por hacer conocer su novela En gång i Havanna (La Habana era una fiesta)? ¿Alguna editorial o editor ha tenido interés? ¿De qué manera la edición española de Editorial Verbum ha circulado por Nicaragua?

LE: Su novela, que me envió autografiada, ha sido vendida en Nicaragua en algunas librerías de Nicaragua.

- ¿Qué significó o qué significa en la memoria colectiva nicaragüense la solidaridad de Afzelius, la época de Olof Palme y una Suecia abierta a los pueblos?

LE: Creo que a pesar de que el tiempo ha pasado, es muy difícil que al pueblo sencillo se le olvide el gesto de solidaridad; por lo tanto, el trabajo y entrega de Björn, el pueblo sueco y Olof Palme están en la memoria y el corazón de los nicaragüenses. En Managua hay un centro de convenciones que se llama Olof Palme.

- ¿Con la muerte de Afzelius se rompe el puente entre Nicaragua y Suecia, o comienza otra etapa? ¿Luego de su muerte, tú personalmente continúas en contacto con Mikael Wiehe? Y con algún integrante de Hoola Bandoola [2], el grupo original? En ese caso con quién?

LE: Desgraciadamente no han continuado los contactos con los músicos y artistas suecos. Björn era una persona muy interesada en Nicaragua, pero pienso que ahora se centra la atención en otros puntos del mundo.

- Si tuvieras que explicarle a alguien que jamás escuchó la música de Afzelius quién fue Afzelius, ¿qué le dirías? ¿Qué le contarías para dejarlo con ganas de conocerlo?

LE: En primer lugar, que fue un artista auténtico, honesto, solidario, de una gran calidez y calidad humana y artística. Un luchador. Un hombre, y quizás un Quijote.

- ¿Cuándo y de qué manera te llegó la noticia de la muerte de Afzelius?

LE: La noticia de su muerte me llegó el mismo día, vía e-mail a través un amigo común. Me impactó mucho, aún cuando ya sabía que tenía cáncer.

- ¿Qué pasó dentro tuyo en ese momento? ¿De qué manera le rendiste tributo?

LE: Lloré en silencio. He tenido la mala suerte de que en los últimos años han muerto varios amigos y amigas artistas en México, Uruguay, Costa Rica. Escribí el poema que te envié, y que envié a sus amigos y familia en Suecia. Compartí con mi público en mi siguiente concierto este dolor, pero también, su recuerdo y su amistad.

- Es muy valiosa tu tarea de musicalización de versos de poetas tan importantes como Rubén Darío, Joaquín Pasos y José Coronel Urtecho. ¿Este disco que preparas incluye solamente poetas nicaraguenses o has incluido poetas de otros países? Por ejemplo, de Costa Rica.

LE: Ya en los años setenta empecé a musicalizar algunos poemas: Jorge Debravo, Joaquín Gutiérrez (C.Rica), Cortazar (Argentina), y por supuesto de Nicaragua: Cardenal, Darío, Coronel Urtecho, José Cuadra Vega, Joaquín Pasos, Gioconda Belli, David Mc.Field, y Pablo Antonio Cuadra.

- ¿Cuál es, actualmente, la situación de la canción popular en Nicaragua?

LE: La canción popular sobrevive a la globalización, y a la enorme contaminación de música barata, comercial y superficial. Los medios no difunden mucho nuestro trabajo, con excepción de algunos programas especiales, aunque somos, inevitablemente, una referencia dada nuestra presencia en los años 70-80, no sólo en el llamado Canto Testimonial, sino en la recuperación del folklore y la música nicaragüense. El pueblo reconoce nuestra obra y la quiere. Seguimos trabajando tercamente dentro y fuera de Nicaragua, con dignidad y orgullo de defender nuestra identidad nacional. Tenemos relaciones con otros cantautores y músicos de Centroamérica, México, Cuba y Latinoamérica.

Vivir para cantar y amar (La Nacion de Costa Rica)

Cuarenta años de trabajo respaldan el nombre del cantautor Luis Enrique Mejía Godoy . Mañana él presentará su nuevo disco: Mis boleros

Yendry Miranda | ymiranda@nacion.com

Cuatro décadas de intenso trabajo no han sido suficientes para detener la voz del cantautor nicaragüense Luis Enrique Mejía Godoy.

Este año, el músico sorprende a sus seguidores con un nuevo material: Mis boleros , que compila canciones nuevas y otras escritas hace mucho tiempo, pero que, por diferentes razones, no se habían dado a conocer al público.

Para presentar este material a los ticos, Godoy participará mañana en el concierto CoinCiDencias , en el que Adrián Goizueta también promociona su última producción.

En su paso por el país, el cantante de Pobre la María, tan popular por sus letras de contenido social y de historia centroamericana, conversó con Viva sobre su nuevo disco y su carrera musical.

¿Cómo surge la idea de hacer un disco de boleros?

Era una idea vieja que no se había podido cristalizar, pero las circunstancias se juntaron para que el año pasado pudiéramos hacerlo.

“Me encontré con un viejo amigo (César Benítez), un músico nicaragüense que vive en Los Ángeles, California, y le planteé la posibilidad de hacer un disco que como concepto rescatara el bolero, pero con las influencias de géneros como el jazz, el tango, el son y el swing “.

Hay temas que tenían más de 20 años de haber sido escritos. ¿Cómo se llevó a cabo la selección?

Fue un poco difícil porque las canciones responden a un determinado momento histórico.

“Las motivaciones para escribir una canción de amor siempre son, de alguna manera las mismas; no obstante, hay boleros que también rompen con lo tradicional, tanto en la manera de abordar la poesía como en la interpretación de los textos o en la experimentación musical. Escogí las canciones que eran las más poéticas y escribí especialmente un par de temas que son el Bolero en soneto y El bolero , un poema dicho y acompañado del piano.

En su disco, hace una descripción casi romántica del bolero. ¿Podría decirse que este es el género de sus amores?

Para mí, la mejor manera de expresar el amor es a través del bolero... Hay una canción del disco que es casi una balada, pero es un género que está muy emparentado con el bolero.

¿Cree que la aparición de nuevos ritmos erradicaría géneros como el bolero?

Absolutamente no. Es como si desapareciera la poesía, se pueden hacer canciones de amor al ritmo de son, vallenato o rock , pero el bolero es la mejor forma.

“La canción de amor cabe perfecta en él; el bolero es un género lírico. Los otros ritmos son pasajeros; además, el bolero ya cumplió más de cien años, entonces está comprobado que permanecerá.

“Hay que hacer una pequeña diferencia porque hay boleros que tienen una vida más larga que otros, unos trascienden y otros mueren a la vuelta de la esquina. En Centroamérica hubo grandes boleristas como Rafael Gastón Pérez y Ray Tico, a quien le dedico las presentaciones de este disco en Costa Rica”.

¿Qué recuerdos conserva de Ray Tico?

Conocí a Ray Tico cuando era muy jovencito y aún pertenecía a Los Rufos, un grupo juvenil de los años 60 y 70. Yo tenía una amistad con el padre de uno de los miembros de la banda, entonces era muy común verlo llegar a la casa de estos amigos en San Pedro de Montes de Oca, agarrar su guitarra y tocar para nosotros; era un lujo.

“Eso era muy emocionante porque como vengo de una familia de músicos, para mí era como reencontrarme con una familia como la mía, donde Ray Tico llegaba a tocar en la intimidad, a tocar sus boleros propios y los costarricenses. Todo eso juega un papel muy importante en mi formación como músico, no solo por el recuerdo; eso se quedó en un rincón del corazón donde se hace un “campito” para todas esas cosas”.


Ha compartido escenarios con grandes representantes de la trova y la nueva canción. ¿Con quién le queda pendiente cantar?

No tengo un deseo en particular, más bien me hubiera gustado haber tenido la oportunidad de cantar con Víctor Jara; después con cualquier músico o cantautor latinoamericano. Creo que toda la experiencia de compartir el escenario siempre es una enseñanza.

Luis Enrique Mejía Godoy ha cantado para diplomáticos, presidentes y también en pequeños barrios de Latinoamérica. ¿Con cuál de estos dos públicos se queda?

Me quedo con el público que me quiera escuchar: no importa si es el Presidente de la República o la señora del mercado.

“No me gusta encasillarme en ese asunto. He cantado en sitios como teatros clásicos y hasta debajo de un palo de mamón, en Nicaragua o en Costa Rica, o debajo de un aguacero. Lo más importante es que la gente quiera escucharme y que yo sea capaz de comunicarme con ella y transmitirle los sentimientos que están en cualquier canción”.

Ha impulsado proyectos a favor de la mujer y los niños, ¿a qué otro grupo le gustaría ayudar?

A todo lo que sea una causa noble. Nunca me gustó que me dijeran que era un cantante de protesta; mis temas van mucho más allá, le cantan al amor, al paisaje, a la naturaleza y, por supuesto, los problemas sociales me inspiraron por todo lo que Nicaragua pasó, ha pasado y sigue pasando.

“De la misma manera me involucré en Costa Rica al cantar sobre los conflictos sociales, la discriminación y los trabajadores de las bananeras. En todo ese tiempo, aprendí que la sensibilidad con la que me formaron mis padres estaba saliendo a flote a través de la poesía y la canción para acercarme a esos segmentos de la población” .

Suma más de 40 años de carrera. ¿Alguna vez ha pensado en retirarse?

Creo que nadie piensa en retirarse nunca de lo que más le gusta.

“Pienso que mientras esté lúcido, voy a seguir cantando y componiendo, aunque posiblemente no siga viajando como antes, pero ahora con las comunicaciones y la tecnología es más fácil que hace muchísimos años.

“No pienso retirarme nunca hasta que Dios me dé vida”.

¿ Cómo le gustaría a usted que lo recuerden?

Que me recuerden por las canciones, porque cada una de ellas son un retrato de mí.

Este fin de semana, compartirá el escenario con Adrián Goizueta. ¿Qué significa este reencuentro con este viejo amigo?

Este efectivamente es un reencuentro. He hecho con Adrián muchas giras nacionales e internacionales, pero este concierto es muy especial porque además de ser el lanzamiento de los discos Tangoizueta –de Adrián Goizueta– y Mis Boleros –de Mejía Godoy– es una forma de demostrar que el bolero y el tango están muy hermanados.

“ Por eso se llama CoinCiDencias , porque los dos artistas coincidimos n en lo que para Adrián significa el tango y para mí significa el bolero. Con este concierto, queremos decir es que el arte no tiene colores, ni fronteras y que ese contenido humano que tiene el arte es el que nos hace seguir viviendo” .

¿Qué pueden esperar los ticos de esta nueva cita con usted?

Este no es un concierto muy largo, pero vamos a cantar algunos temas de nuestros nuevos discos.

“Inevitablemente vamos a interpretar algunas canciones que la gente quiere oír tanto de Adrián como míos.

“Además cantaré algunas cosas inéditas, como lo hago en todos mis conciertos. Me gusta cantar algo que está saliendo del horno”.

1970

Ese año graba su primer LP llamado Hilachas del Sol . Casi todos los temas del disco tienen que ver con la vida de los campesinos de Nicaragua. Primero de enero y Abajo son algunos de ellos.

1978

El quinto álbum del nicaragüense se grabó ese año y se llamó La libertad en cada calle . Previo a esa producción grabó: Este es mi pueblo , en el año 1972, y Para Luchar y quererte , en 1975.

1980

A principios de la década, el trovador fundó el grupo Mancotal. Con ellos, el cantante realizó giras por América Latina, Canadá y Europa. Además grabaron discos como Luis Enrique y Mancotal en Holanda. .

1981

El artista participa en el Festival De La Nueva Canción realizado en México. En esa ocasión tuvo la oportunidad de compartir escenarios con Tania Libertad y Amparo Ochoa, entre otros artistas.

1983

Yo soy de un pueblo sencillo es el nombre del décimo álbum en la carrera de Luis Enrique Mejía Godoy. De él se desprenden temas como El inventario, Venancia y Pobrecito mi zipote , entre otros .

1988

Graba el álbum Nicarafricano con la Empresa Nicaragüense de Grabaciones Culturales (Enigrac), la cual estaba bajo su cargo. Bajo su dirección, esa entidad produjo más de 100 discos de canción popular.

1993

Razones para vivir es el nombre del álbum número 13 del artista. Este disco incluye canciones como Me gustan los días claros y Pobre la María , canción que lo hizo muy popular en Costa Rica.

1995

A mediados de los noventas el artista graba Luis Enrique Mejía Godoy (Diez años) , una antología de sus temas con la casa disquera Sony Music. La producción compila algunos de sus mejores canciones.

2008

Este año, el artista lanzó al mercado internacional su nuevo disco compacto Mis boleros . La producción contó con la asesoría del arreglista y músico nicaragüense César Benítez.

Coincida con él

Luis Enrique Mejía Godoy en Costa Rica

Firma de autógrafos: Hoy, a las 4 p. m., en la Librería Internacional de Paseo de Las Flores, Heredia.

Concierto: CoinCiDencias , junto a Adrián Goizueta

Dónde: Centro comercial Terramall.

Día: Domingo 27 de enero.

Hora: 6 p. m.

Entrada: Gratis.

En detalle

Un poco sobre el trovador

Linaje. Luis Enrique Mejía Godoy viene de una familia de artistas. Su padre, Carlos Mejía Fajardo, era músico popular y constructor de marimbas; su madre, María Elsa Godoy, fue maestra y artesana de pan. Su hermano mayor, Carlos Mejía Godoy, también es un conocido músico nicaragüense.

En Costa Rica. El artista se trasladó en 1967 para estudiar música, pero en 1969 toma la decisión de dedicarse exclusivamente a la música.

Otra faceta. Mejía también ha colaborado con fundaciones que ayudan a personas enfermas, adictas y otras. Junto con su familia, creó la Casa de los Mejía Godoy, un centro de arte y cultura nicaragüense.

“Jode tratar de no repetirse” (Elfaro.net)

Plática con Luis Enrique Mejía Godoy

José Luis Sanz y Rafael Mendoza López
cartas@elfaro.net


Luis Enrique Mejía Godoy
Luis Enrique Mejía Godoy fue una de las voces de la revolución sandinista, pero no cayó en la trampa de dejar que su arte muriera con ella. Con el lastre de esa historia que en Centroamérica no acabamos de asumir y por tanto de quitarnos de encima, se esfuerza por serlo también de los amores, soledades y búsquedas que quedaron en el vacío que dejaron las utopías y las guerras en el alma de tantos nicaragüenses como salvadoreños.

Su cita con El Faro arranca salpicada por el desconcierto de mensajes de correo electrónico que se tragó el ciberespacio, dos horas de espera en el aeropuerto y una charla que ya todos pensábamos que no se iba a celebrar. Son las tres y media de la tarde y tanto él como Luis Manuel Guadamuz, su guitarrista, se tratan de reconfortar con unas sopas y sendas cervezas. El lugar les llama la atención y los primeros pasos de la plática se centran en Punto Literario. A nuestro invitado le parece interesante como proyecto, como inversión, como espacio… Cualquier espacio de cultura se queda pequeño para un cantautor hijo y nieto de cantautores, hermano de pintores y músicos, entre ellos el más conocido, Carlos, y cuya familia ya se desparrama en otros diez artistas sobrinos o nietos de Luis Enrique. Un árbol genealógíco para explorar… en otra ocasión.

Es interesante, importante, que haya gente pensante en todas las capas sociales. Porque uno de los enemigos inmensos de la realidad de ahorita es la ignorancia. La pobreza tan a ras del suelo que solo da para la sobrevivencia, para comer.

La ignorancia y la pobreza de espíritu. Cada vez las decisiones las toma gente más pobre de espíritu… Oye, ¿y estás en gira ahorita?
Sí… se podría decir que tengo una relación privilegiada con el resto de países de Centroamérica, porque son muy pocos los cantautores de la región que se comunican con los centroamericanos. Pueden viajar también a Estados Unidos, Canadá, Europa, pero para mí tiene mucha importancia lo que sucede en Centroamérica y hay como un silencio del que somos de alguna manera cómplices… Porque si yo pongo muchas condiciones para venir a El Salvador, simplemente no vengo. Pero a mí me interesa venir. De aquí me voy a Costa Rica. Y luego a Canadá, a un festival interesantísimo que se llama “noches africanas”. Son como 300 artistas del mundo.

Qué bonito que una idea de reunir música del mundo se llame “noches africanas”. El continente más marginado, más olvidado, como símbolo para un punto de reunión.
Sí, culturalmente África siempre ha tenido una importancia muy destacada. Incluso para la comercialización. Porque ahora toda la fusión, la globalización del arte y la cultura a través de la música, tiene que ver mucho con lo que llaman “música del mundo”, que mezcla hindú con africano, con latino. Pero lo africano es lo que une todo eso.

¿En qué medida es una especie de cliché de mercadeo, una moda? Eso de la música del mundo es muy “políticamente correcto”, ¿no?
Sí, y es un cuchillo de doble filo, porque soy el primero encantado de que las fronteras se borren, pero yo tengo un origen, una particularidad, un huella… que es mi identidad, mi manera de ser. En la medida en que yo comparta eso y rompa fronteras para acercarnos, magnífico. Pero ahora estamos hablando de transnacionales, de la industria de la música y el arte, no de los artistas. El problema es que es la industria la que saca la mejor tajada y siempre se sale con la suya.
Yo tengo 35 años en esto de romper fronteras… he estado en Japón, Grecia, Brasil… y eso me ha permitido, ante de que se hablara de globalización, un enriquecimiento de confluencia e influencia… para reafirmar mi identidad, no para borrarla.

Uno no puede conocerse sin conocer a otros…
¿Sabes? Y yo estoy cada vez más convencido de mi origen andaluz. Pero detrás de lo andaluz tengo a mi abuelo negro… con alas negras. Y antes o a la par mi raíz indígena… Claro que el esnobismo está ahí, y ahora todo es moda, “nice”… ¿cómo dicen ahora?

“Cool”.
Sí, eso, me da risa… porque había unos cigarrillos cuando yo fumaba que se llamaban así.


¿No fumas?
Tengo 25 años de no fumar.

¿Lo dejaste por la música, por salud?
No, lo dejé porque mi ángel guardián, mi nahual, que es un búho, me lo dijo. Sí, sí… tenía 25 años. Tengo 58 ahora, así que en realidad hace 30… 33 años… Y era el momento en el que uno iba a cualquier lugar el mundo y todo el mundo fumaba, y a nadie le molestaba, nadie reclamaba.

Hasta en los aviones.
Yo fui disjockey, y fumaba y tomaba ron… y adentro se fumaba, en un ambiente de locura… Y me di cuenta luego de que tenía una alergia salvaje en los pulmones, que me había descuidado desde los 12 años. Y a partir de eso decidí no fumar más, entre otras cosas.

¿Entre otras?
Sí. Dejé de fumar, porque después del tabaco yo seguí un par de años fumando marihuana, pero no era lo mismo para mí. El cigarro es otra onda. Y también decidí que no iba a tocar en lugares donde haya humo y esas cosas. Y por eso sobrevivo, en parte.

¿Qué te dijo el nahual?
El nahual tenía un asma peor que la del Che Guevara, ja, ja, ja.

¡Pero dejaste de fumar a los 25! No es lo típico de que uno ya mayor, por madurez…
No, no fue por madurez… en realidad fue algo muy irresponsable. ¿Cómo un joven de aquella época…?

Lo irresponsable era no fumar, ja, ja.
Sí, totalmente, porque estaba excluyendo a la gente... Era el momento en que los Beatles se separaron, John Lennon empezaba a hacer sus canciones más importantes… Las dictaduras en América del Sur, la solidaridad…
No hubo ninguna dosis de raciocinio en la decisión. Fue circunstancial, no sé por qué… Mi papá murió de cáncer en la tráquea, pero no fue por eso. No tengo esa mala imagen, o tal vez no quiero tenerla. Yo no imagino a mi papá sin fumar. Lo veo tocando la guitarra con el cigarro guindado, tocando marimba, trabajando de carpintero con el cigarro. A los 63 años murió. Dentro de cinco voy yo.

No dirás que realmente dejaste de tocar en sitios cerrados con humo.
Bueno, seguí trabajando hasta hace cinco años en lugares cerrados donde se fuma. Una vez me tuvieron que sacar del escenario directamente por la puerta de atrás a una ambulancia, por eso soy muy consciente del daño que me hace. Mis cuerdas vocales están perfectas, pero mis pulmones tienen un problema.

Pero en la mayoría de locales está permitido fumar.
Nosotros le decimos a la gente. Tenemos que recurrir un poco a…

Al chantaje emocional, ja, ja.
No, mirá, yo soy privilegiado también en ese sentido, porque la gente acaba queriéndote, y cuando la gente te quiere, te quiere. Te mima. Aunque espero que no sea porque me ven anciano…

(A Beatriz Alcaine le bullen las palabras desde hace rato y decide no esperar más. La charla se abre a las cuatro bandas. El único que calla es el guitarrista, que actúa como testigo de la entrevista y verdugo de la sopa y de una buena ensalada, después).

Bea: Es que muchas veces no vemos la parte humana del artista, pero la capacidad de generar esa vibración de amor en la gente que tú tienes… Esa relación afectiva con el público.
Yo creo que Borges dice algo de eso ¿no? El arte es como un espejo, cuando es auténtico. Claro que está la calidad de por medio, el oficio, el rigor, la comunicación, pero la gente se ve a sí misma en nuestros ojos, en el trabajo que hacemos. ¿Cuántas veces no he llorado yo viendo una película, y no conozco al director, ni sé quién carajo la hizo? Ahora mismo me pongo erizo al pensarlo… Cuando vi “la vida es bella” lloré afectivamente, porque me tocó el alma, pero llore también por la gran admiración que tengo al arte, porque se puede hacer arte aún, todavía, hoy, después de tanta mediocridad, de tanta superficialidad, de tanta oferta y demanda, del manoseo…

¿Cuesta más que antes hacer arte?
No, lo que a uno le cuesta después de tanto tiempo es no repetirse. Arrecho eso. Porque eso deprime, y jode, jode… sí, jode, no sabés cómo jode. Y los días en blanco no se los deseo a nadie. Pero también se pone uno a pensar que e que se complica la vida. Yo conozco artistas que viven de cuatro canciones, y lo demás les debe valer un carajo… He estado escuchando de un movimiento muy importante en Nicaragua que se llama praxis, que es de pintores, que en el 74 fueron una alternativa, una bomba. Ahora se les critica muy duramente que están haciendo lo mismo de entonces. Y hay que tener en cuenta además que con una sola canción uno puede sobrevivir. Con una pintura no…

Porque el momento en que se interpreta es parte de la canción.
Efectivamente. Todas las veces que he venido a La Luna, ¿cómo puede alguien decirme que es igual? Nunca lo es. Yo soy el mismo, pero no las canciones.

Bea: Ni siquiera vos.
Bueno, en este momento no, ni intento serlo.


Eres cantautor en esta Centroamérica incomunicada, y en la que mucha gente se ha quedado enrocada en una visión ideologizada del arte… ¿te cuesta que te vean diferente? ¿No te provoca eso algún tipo de conflicto?
Un pequeño conflicto, pero anoche después de un concierto se me acercó una niñita de cinco años y me dijo. “A mí me gusta una canción suya”. Y la canción que le gusta es una que la mayoría de la gente no conoce y que se llama “Canción de cuna para un pipito”, que es para los niños discapacitados. Y me cantó un pedacito de la canción. Eso me renueva espiritualmente, y me hace asumir un compromiso grande, por ser siempre distinto.
Pero a veces pienso que uno se complica la vida. Se puede cometer el error de intelectualizar el asunto. Por eso esa majadería de la página en blanco es una bobería nadie se muere por una página en blanco. La mente en blanco es otra cosa.

¿No tienes páginas en blanco?
La página en blanco es un reto. Es sentarse con la guitarra y decir: ¿y ahora? ¿Está dicho todo? Pero voy a contestar a tu pregunta… o mejor no voy a contestar, vamos a seguir platicando. Lo voy a decir en plural por mi hermano, por Norma Elena Gadea, por los Guardabarranco,… por un montón de grupos que desaparecieron en Nicaragua, por artistas que se fueron del país… Cuando la derrota del frente sandinista, es decir, cuando políticamente los artistas, los trabajadores de la cultura, quedamos huérfanos de un proyecto, fue el momento más importante para saber realmente qué éramos y que queríamos ser. Y yo siempre me remito a una cosa que es muy sana para mí: yo no nací con la revolución, sino que la revolución nació conmigo. Y lo digo con mucho orgullo y con modestia.
Yo vengo de una familia donde todos fueron músicos, curas, hombres orquesta, mi papa carpintero, fabricante e marimbas… Y la revolución es una cosa que encontramos en el camino. Yo si no hubiera habido revolución igual hubiera sido artista, hubiera sido músico. Aunque no debo olvidar que la revolución ha sido el fenómeno cultural más importante en nicaragua en los últimos cien años.

Fue un espacio.
Sí, y no puedo ser tan vanidoso o tan estúpido como para pretender haber estado fuera de eso.

Estuviste metido hasta el cuello.
Me comprometí hasta la cabeza, y por eso sufrí después.

Y durante, supongo.
Durante fue más fácil, porque nadie olvida que fuimos los cantantes oficiales de la revolución, y eso es algo que no te puedes quitar de la frente. Y yo lo hice con todo el amor, pero el problema es el después. Como me dijo un periodista cuando se perdió el poder: “¿y ahora qué vas a hacer?”.

Bea: Es que parece que nadie se había preparado para aquello. Todo el mundo en Nicaragua se empeñaba en negar esa posibilidad.
Sí, pero quizá lo más difícil les queda a los más jóvenes, porque yo tengo unos principios muy arraigados. Ellos necesitan ahora referentes.

Y motivaciones.
Yo tengo las mías, que aunque parezca mentira en este momento son mis hijos y mis nietos. Los deseos que mis abuelos o mis padres no pudieron cumplir yo los veo perfectamente dibujados en la palma de mi mano, en ese sentido.

¿Y dónde quedó la política?
Soy un disidente del frente sandinista, con dignidad.

¿Desde qué año?
Desde 1992. Después de que las aguas se aquietan y las cosas se ponen más claras o más turbias, según se vea, una serie de artistas e intelectuales coincidimos en ello. Algunos fueron muy duros. Yo conservo la amistad con Daniel, con Humberto, aunque los critico, y los critico en público. Y me parece que eso es sano, honrado y bueno.

¿Y cuando viste a Daniel Ortega en campaña hace dos años, con la camisa rosada?
En primer lugar sentí que era ridículo. Poco creativo, una trampa, con asesores que no tienen nada que ver con los principios del frente, contratados como quien decide contratar a un maquillista.

¿Asesores de marketing?
Sí, ahora para todo hacen encuestas y tratan de medir, y eso es un engaño doble.

Porque hay cosas que no se pueden medir con encuestas.
Claro, y las encuestas de quién, además. Casi nunca las hace el mismo pueblo. Te voy a contar una anécdota: Carlos Mejía, mi hermano, acaba de salir en una encuesta como el segundo personaje más popular de Nicaragua.

Coño, ¡pues que vaya de candidato!
Eso le ha dicho todo el mundo. Que se haga alcalde.

¿En serio?
Sí… y mi hermano ahora lo que siente es un gran respeto por la gente y un compromiso. Porque la gente cree en vos es por algo.

(Luis Enrique enseña fotos del libro “Relincho en la sangre”, su biografía, que recuerda al cura panzón por el que a los Mejía los llamaban “los sobrinos de monseñor” y un rosario de guitarras y marimbas en manos o a manos de diversos miembros de la saga…)

¿Alguna vez te sentiste más político que artista?
No, aunque a veces sentí el peligro de que me estuviera pasando… Mira, una revolución que triunfa, puta… es como encontrarse con la novia más linda del mundo que te diga “vení” y vos le digás “esperate”. El poder… el poder… Es sano decir que hubo quien tuvo más responsabilidad y quien tuvo menos, pero todos, incluyéndome a mí, fuimos soberbios. Aunque hasta el día de hoy no recuerdo haber hecho nada contra mis principios.

Pero el sabor de boca, con los años, debe de ser cada vez más agridulce al mirar atrás.
Así es para todos. Se están cumpliendo 13 años de la desmovilización y los acuerdos de paz, y han entrevistado al Chaparro, el famoso comandante de la Contra. Y le preguntaban “¿usted cómo ve la cosa?”, y el decía… “Igual”. “Igual que antes”. Es un hombre totalmente frustrado. Y le decían “¿y usted es liberal…?” Y él respondía “Yo soy conservador… Por eso hablo poco”...

Una gran respuesta.
Es un campesino, sin formación, desilusionado, como muchos otros. Imagina a gente que perdió a cinco hijos, a su compañera, a su compañero, que perdió propiedades, que con toda razón se sintió traicionada. Yo vi esos casos. Y alguna de esa gente de esas mujeres, dicen que hay que seguir luchando porque por eso murieron sus hijos.

No se les puede negar una gran dosis de coherencia.
Hay quien nos dice aún que por qué nos fuimos del frente, si están los mismos de siempre. Y nosotros les decimos que no nos hemos ido, que simplemente no estamos. Y no es un juego de palabras, porque la gente dice “si nosotros los queremos”… Y ahí es donde entra para muchos la motivación para ir a escucharnos. Hay quien dice “ustedes son los que nos hacen vivir, con las canciones de siempre”. Pero púchica, ¿cómo puedes vivir con esa nostalgia?

No sé en Nicaragua, pero en El Salvador se dice que la paz fue posible porque no hubo vencedores ni vencidos. Sin embargo, cuando sales a la calle tienes la sensación de que todos, de ambas partes, se sienten derrotados.
Sí, pero es más duro decir… ¿y los dirigentes? ¿Dónde están? Los de la Contra y los del frente… ¿Qué hicieron con el pueblo? Hace falta una revolución, a partir de esta situación real, para acabar con los desgraciados, con los mentirosos. Si alguien me dice que la hagamos, yo voy.

¿No pesan los años?
Bueno yo ya asumí hace mucho tiempo, y es una cosa importante, que ahora por fin hablo de la muerte en lo que escribo. Desde hace unos años.

¿Y eso es una buena señal?
Eso es una muy buena señal. Es súper saludable. Cuando me dice Beatriz que se murió este amigo jazzista…

Ricky.
Sí… Tal vez es bueno que se haya muerto ¿no? Tal vez va a generar otras cosas.


Bea: Ya lo está haciendo.
Tal vez su muerte genera otras cosas, viendo las cosas desde el lado positivo. Pero además, yo he visto la muerte tan cerquita, tan ahí, y de la forma más horrorosa, que como se dice, lo demás es ganancia. Tiene un sentido distinto ahora, estoy tentándola, a la muerte. Desde un punto de vista…

Seduciéndola.
Sí… Es pero no tener un problema en la cabeza, ja, ja. Porque he hablado mucho con psiquiatras, con psicólogos… Hoy venía en el avión un psiquiatra que iba para Alemania, y me decía que hay que perder el miedo a eso. Joaquín Paso hablaba de ello. Bueno, casi todos los poetas han abordado el tema.
Hace un año, en la UCA, estando en un concierto muy intenso, en el que el mayor allí tenía 25 años… Había como 7 mil personas. Había una presión increíble. A punto de llover. Había llovido por la mañana, Yo ya estaba por cerrar el concierto, ya había cantado 15, 18 canciones, y sentía que me estaba desvaneciendo. Y no me puse a pensar nada más que en terminar.
Me empezó a faltar el aire y me senté, había tomado como siete botellas de agua, estaba transpirado… Y cuando iba a cantar la Nicaragüita, como en la segunda o cuarta palabra, me desplomé.

Bea: ¡Se desplomó!
Sí, La gente se asustó mucho… Y yo no me asusté nada. Y no estoy diciendo que sea valiente ni nada. Simplemente dije “así va a ser”… y ojalá así sea.

Bea: ¿Cantando?
Bueno, eso es un poco romántico, pero sí que sea una muerte tranquila. ¿Te imaginás? Yo estaba cantando “Nicaragua Nica…” y me caí con todo y guitarra. Fueron como 35 segundos, pero con la presión en cero… y en ese momento todo el mundo era médico, y me metieron pastillas, en confite…
Y cuando terminó eso, cometí una burrada, porque según yo, iba a seguir cantando… Y me decían “¿le duele el pecho?”. Y yo “no”… Y cuando terminó eso y me llevaron al hospital, y me hicieron las pruebas de sangre, azúcar, y todo eso… nada. Nada de nada: puro estrés. Ese es mi diablo, mi búho, mi nahual.

Pues tú tienes el talante de alguien tranquilo.
Sí, pero es que eso no se manifiesta así… Pero bueno, la cosa es que después de eso escribí un cuento, que se llama “los crepúsculos”. A mí los crepúsculos siempre me han encantado… y el cuento de la muerte es una historia de amor. Porque de niño me encantaba levantarme con los crepúsculos de la mañanita, para ir a ordeñar una vaca y tomar al pie de la vaca mi pinolillo con leche.
Cuando me fui a Managua perdí esos crepúsculos. Pero Neruda decía que él los coleccionaba, y yo también decidí coleccionar mis propios crepúsculos, y llevármelos a Managua.
Años después, recién ahora, allá subiendo por la carretera sur, me encuentro con un crepúsculo impresionante. Lo guardé para mí y empecé a pensar qué significa para mí eso…Cuando yo desperté del desmayo, vi el crepúsculo, solo que eran los ojos de mi mujer.

Bea: ¡qué bonito…!
Sí, y yo quiero contarlo, y entusiasmarme con eso. Escribo ahora algunas cosas sobre la muerte, la soledad....

Obviamente no te da miedo…
No.

Y qué te gustaría llevar…
Me da miedo la violencia en la muerte. Mi papá murió en el crepúsculo de un atardecer, y se murió suavecito, y sus ojos se le fueron poniendo chiquitos y plomizos… y yo sentí que él sonrió. Y en vez de llorarlo con lágrimas lo lloré con canciones. Y fue como un arco iris la muerte de mi papa. Así la veo yo, pues. A uno le preguntan: si te murieras mañana ¿qué te llevarías? Y a mí me parece más o menos una estupidez, ja, ja. ¿Para qué vas a…?
Ahora hay mucha bobería, con esos pensamientos filosóficos. Se los adjudican a Borges y García Márquez…

¿Los que circulan por el correo electrónico?
Sí, esos… Que son cosas que están bien escritas, bien redactadas… pero no quieren decir nada.

(Beatriz, como da y regala, arrebata, y anuncia que Luis Enrique se va a tener que marchar para probar sonido antes del concierto. Él, responsable, con porte vocacional de puntual y metódico, asiente resuelto y hace un gesto como de ir a levantarse, como por resorte).

Una última pregunta.
No, vámonos… Solo necesito un poquito de agua…

¿Sigues pensando, si es que lo pensase alguna vez, que con una canción se puede cambiar el mundo?
Nunca. Nunca lo pensé.

¿Ni siquiera en la revolución?
A lo mejor estoy mintiendo, a lo mejor lo pensé... pero durante la revolución nunca. Tal vez cuando era más chavalo, cuando empezaba a cantar las canciones de Víctor Jara, de Silvio, y algunas mías… Ya digo que a lo mejor estoy diciendo una mentira, pero tengo conciencia de nunca haber pensado eso, y me gusta decirlo: nadie puede cambiar el mundo con una canción.
Uno puede contribuir a un estado mayor y mejor de conciencia, a despertar, a reunirse… Ya podría pasarme mañana tarde y noche hablando de casos concretos de gente que me ha dicho “esa canción cambió mi vida”… Pero no el mundo.

Bea: tal vez sí el mundo de esa persona.
O gente que se casó con una canción mía... y yo siempre pregunto “¿y no se han divorciado todavía?” Ja, ja.


Bea: Por cierto... mi hermana se va a casar el 13 de septiembre, y ella sueña con bailar “Cómo fue”, pero cantada por vos.
Pues es una de las canciones que más me gustan. “cómo fue… no sé decirte cómo fue…”. Esta noche podemos intentar tocarla.

Bea: Además, mi hermana sólo va a La Luna cuando vos estás…
Ja, ja, ja… ¿recibiste la frase que te envié? “Mi mayor utopía es que cada poeta tenga su parcela de Luna”. Sí, porque solo los poetas podemos alunizar… los gringos es un videoclip lo que hicieron, ja, ja. Nosotros podemos crear la ficción, pero lo de ellos es mentira, ja, ja.

(Mejía Godoy retoma la conciencia del tiempo que suena a puerta cerrándose, y trata de beber de un solo los últimos sorbos de la plática con cartas que tenía guardadas desde que se sentó a la mesa. Confiesa que tenía ganas de estar en Pláticas en Punto, y quiere despedirse con platillazo).Termino. Con otra frase que me interesa. “Yo creía que los pájaros eran inmortales, hasta que maté al primero. Ese día empecé a envejecer”. Y la otra es: “En el planeta de los niños jamás habrá adultos maltratados”.

Éste tipo es buena gente…
Bea: ¿No lo sabías?

No… todavía no lo conocía.

Luis Enrique Mejía Godoy analiza el concierto de Silvio

CRONICA DE UN CONCIERTO ANUNCIADISIMO
Y UNA CANCION DESESPERADA…

Luis Enrique Mejía Godoy
Nicaragua, marzo-abril, 2008

Pretextos para un Texto con texturas

Fue la historia común de nuestros pueblos, Cuba y Nicaragua, la que quiso que Silvio Rodríguez y yo nos conociéramos allá por 1978 en el Festival de la Nueva Trova Cubana, en Santiago de Cuba, durante el XI Festival de la Juventud y los Estudiantes, unos meses antes de las primeras insurrecciones en Nicaragua, en el mismo año en que mi hermano Carlos y yo, empezamos a escribir, teinta años atrás, las primeras ideas de lo que sería la obra musical Guitarra Armada, que nunca fue un instructivo para hacer la guerra como piensan algunos, sino un manual para defendernos de la violencia y la represión.

Precisamente, once años atrás, se realizaba el Primer encuentro de la Canción Protesta, organizado por Haydeé Santamaría en Casa de las Américas, La Habana, del 24 de julio al 8 de agosto de 1967, actividad en la que participaron Daniel Viglietti de Uruguay, Barbara Dane de EEU. Carlos Puebla de Cuba, y los iniciadores del Movimiento de la Nueva Trova Cubana, apenas dando sus primeros pasos, los jóvenes cantautores, Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Vicente Feliú y Noel Nicola. Empezaba con este evento un acercamiento inevitable de nuestros pueblos, realidades y sueños, a través del canto popular.

Sin prisa, los recuerdos vienen nítidos a mi memoria…Yo conocí las canciones de Silvio, Pablo Milanés, Vicente Feliú, Noel Nicola, Sara González, el Grupo de Experimentación Sonora del ICAIC (Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos), el grupo Manguaré y el grupo Moncada, especialmente, por los discos de acetato de Larga Duración que lograban llegar a Costa Rica a mediados de los años sesenta, a través de una de las primeras embajadas de Cuba en América Latina y del Instituto Cultural Costarricense Cubano. Yo vivía en San José y ya cantaba mis primeras canciones de contenido social, donde éramos, sin conocernos aún, parte de un fenómeno de la canción popular latinoamericana llamado Nueva Trova Cubana, Nueva Canción Chilena y Canto Nuevo, Nuevo cancionero Argentino, Canto Testimonial Nicaragüense, Nueva Canción Costarricense, o de forma general, con el membrete de Canción Protesta, Canto Revolucionario y, que empezaba a tener importante divulgación, especialmente después del triunfo de la Unidad Popular de Chile en 1971, que, con las banderas en alto, la consigna del Pueblo Unido jamás será vencido y las canciones de Victor Jara, Angel e Isabel Parra, Patricio Mans, Quilapayún e Inti Illimani, celebraban la decisión del pueblo chileno de elegir, por los votos, democráticamente, y apoyaban al primer gobierno socialista de Chile encabezado por el Dr. Salvador Allende. En 1973, cuando la CIA y la Derecha Chilena dieron el golpe militar y asesinaron a miles de ciudadanos chilenos, entre ellos, Salvador Allende y Víctor Jara, mi hermano Carlos y yo escribimos canciones urgentes y solidarias con la resistencia chilena. Pinocho Pinochet y Chile Vencerá fueron tema s que empezamos divulgar en las múltiples actividades de solidaridad con Chile en muchos países de América Latina y Europa, cuando en Nicaragua, apenas a un año del terremoto que destruyó Managua, seguíamos sobreviviendo bajo la dictadura de los Somoza.

Por supuesto, antes de todo esto, las canciones de Atahualpa Yupanqui, Horacio Guaraní, Violeta Parra y Carlos Puebla, y la voz de Mercedes Sosa y Alfredo Zitarrosa nos habían estimulado con sus canciones de tal manera, que sabíamos que tarde o temprano romperíamos las fronteras y nos íbamos encontrar, llenos de energía y esperanza en esa “Canción con todos” que escribió el querido poeta Armando Tejada Gómez con música de César Isella y que mis hermanos del grupo vocal Quinteto Tiempo de Argentina hicieran que me emocionara hasta las lágrimas, allá en aquel Festival de la Canción Política en la RDA, durante el X Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, en Berlín, Alemania Democrática, en Febrero de 1973.

Vuelvo al presente. Supe que Silvio estaba planeando una deseada gira por Centroamérica desde el 2007. Nos comunicamos por correo electrónico para confirmarlo, porque no quería estar ausente en tan importante evento. Silvio vendría a Guatemala y El Salvador por primera vez y regresaba a Nicaragua después de veinticinco años, desde que nos juntamos, la última vez, en el Festival por la Paz, en aquel hermoso 23 de abril de 1983 en la Plaza de la Revolución, organizado por el Ministerio de Cultura, con el apoyo de la UNESCO y con el financiamiento de la solidaridad internacional, especialmente de Holanda. En ese concierto también participaron Mercedes Sosa, Alí Primera, Daniel Viglietti, Amparo Ochoa, Gabino Palomares, el Grupo Moncada, Chico Buarque, Fagner, Adrián Goizueta y el Grupo Experimental, Isabel Parra, Luis Rico y Silverio Pérez. A casi todos los habíamos conocido en distintos escenarios del mundo y les habíamos prometido, sin imaginarnos que sería tan pronto, vernos en Nicaragua al triunfo de la insurrección contra la dictadura somocista. Mi hermano Carlos y yo fuimos los anfitriones de aquel encuentro que ahora nos parece un sueño. Abril en Managua fue no solo un concierto, sino una Jornada de la Nueva canción que duró una semana con conciertos en el anfiteatro de la Laguna de Tiscapa y en distintas cabeceras departamentales.

Después de escribirnos varios correos con Silvio y su hermana María de los Ángeles, que es su representante, nos dijeron que se había pospuesto la gira para el verano del 2008 ya que lo de Nicaragua no estaba claro y no querían dejar a nuestro país por fuera. Le agradecí a Silvio. Fue mejor la decisión porque se posponía para el verano del 2008, les comentamos que no había un lugar cubierto para hacer un concierto en invierno con capacidad para más de 1.200 personas. Hablaron de la posibilidad de organizar la gira entre febrero y marzo para hacer conciertos masivos y populares por primera vez en Guatemala y El Salvador, y cumplir con su deseo de regresar a Nicaragua, como todos sabemos, en circunstancias muy distintas y después de la derrota del Frente Sandinista en 1990, con dieciséis años de gobiernos neoliberales y un año después de haber ganado las elecciones Daniel Ortega en el 2006.

La primera vez que nos vimos con Silvio en Nicaragua fue para recibir, desde la Plaza de la Revolución, a miles de jóvenes que regresaban de alfabetizar en las montañas de Nicaragua recién liberada. Nos vimos solo unos minutos porque ese mismo día, yo salía con el grupo Mancotal a una gira por Costa Rica. Silvio se emocionó mucho en la plaza porque volvía a vivir, de alguna manera, su experiencia de joven en Cuba... El ha comentado que fue como una eclosión, una especie de revelación... Actualmente en Nicaragua vivimos una historia muy distinta de aquella, Silvio y yo lo sabemos muy bien, aunque hasta el día de hoy no hemos hablado de esto...

Ya con la noticia confirmada de que venía Silvio, lo único que se nos ocurrió a mi esposa Lucía y a mí, fue recomendarle a él y su hermana que no hicieran el concierto en ningún lugar que no fuera el Estadio Nacional. Que Silvio, sus admiradores y nuestro pueblo se lo merecían y que no había ningún otro lugar seguro y con condiciones como para hacer un evento de esa categoría. Sería la primera vez, en estos últimos dieciocho años que un cantautor de “la otra música” se presentaría en un concierto masivo, porque tanto Mercedes Sosa, Joan Manuel Serrat, Alberto Cortez y Facundo Cabral, por mencionar algunos, se habían presentado solamente en la sala mayor del Teatro Rubén Darío.

Poco a poco se fueron definiendo las fechas y el orden de los países de la gira. A Nicaragua le tocó el dos de marzo y fue anunciado con algunas contradicciones en la información, sobre todo en el lugar, los precios de los boletos y los patrocinadores. Primero se habló del Estadio Nacional. Luego se habló de la posibilidad de un concierto gratuito en la concha acústica del Malecón patrocinado exclusivamente por la Alcaldía de Managua, lo cual me pareció un riesgo con un costo inmenso en la logística y la técnica de audio y luces y me parecía un poco populista ofrecer un concierto gratuito cuando en nuestro país sigue habiendo mucha politización. Hasta que, finalmente, se confirmó que se haría en el parqueo del Casino Pharaohs, empresa gringa de juegos al mejor estilo de Las Vegas, donde comúnmente se organizan peleas de boxeo. Me pareció una broma primero, luego, al confirmarlo, me pareció que los productores se estaban equivocando totalmente de concepto y que sería una locura presentar a Silvio ahí. Todo estaba por verse.

En los siguientes días, hubo más información por los medios escritos y por los canales eficientes de los cuechos, chismes y bolas de Radio Bemba… Finalmente, empezó a salir la publicidad en viñetas de radio, spots de TV. y en la forma más popular de anunciar todo tipo de eventos en Managua, las famosas mantas que se colocan en las principales calles de nuestra caótica capital. A propósito, este año, Managua había sido declarada, a pesar de todo, Capital Iberoamericana de la Cultura. Por esta razón, se llegó a especular, y con razón, que la Alcaldía de Managua, a lo mejor, patrocinaría totalmente el concierto de Silvio Rodríguez. Al Trovador de América lo anunciaron con letras ilegibles en las mantas publicitarias del magno concierto, y más bien parecía la promoción de una actividad colegial o el anuncio de un concierto de un desconocido artista en cualquier bar de Managua. Luego, al ver el spot de TV., pude comprender que los Productores nicas no estaban dándole el nivel ni la seriedad profesional que correspondía a un concierto tan esperado por una generación de jóvenes que conoció las canciones más populares de Silvio a través de sus abuelos, padres o hermanos mayores, todos, casi sin excepción, dueños de una nostalgia personal o colectiva de los difíciles pero hermosos años de la Revolución Sandinista.

Bueno, viene Silvio. Todo parece estar claro y confirmado. Abrirá el concierto el Dúo Guardabarranco y Moisés Gadea. Me pareció una decisión muy acertada la de invitar, no como teloneros, sino como anfitriones, a estos compañeros, destacados y queridos cantautores nacionales. Se dice que Silvio lo solicitó personalmente a los organizadores, no lo dudo. Todos sabemos, además, que Katia Cardenal, en el año 2001 grabó un CD realizado entre Nicaragua, Noruega y Cuba, con canciones de Silvio donde él participó compartiendo con ella su emblemática canción “Playa Girón”. De tal manera, que el reencuentro con Katia le daba también un sabor especial a la noche en la que, yo pensé, que Katia cantaría a dúo con Silvio una de sus canciones, espontáneamente, talvez como había sucedido en el concierto de Mercedes Sosa, hacía unos días en el Teatro Rubén Darío, donde la Negra Sosa invitó a cantar a Norma Helena Gadea un par de canciones.

Otra cosa que me llamó la atención en la publicidad es que, en ningún momento se destacó, a excepción de una nota de El Nuevo Diario, de la presencia, junto a Silvio, de otro cantautor fundador de la Nueva Trova Cubana, como es nuestro hermano Vicente Feliú. Quizás por eso mismo, cuando Vicente salió al escenario invitado por Silvio para cantar Créeme y El Colibrí (que me imagino, la mayoría del público no se enteró que esta canción es el mismo Romance Español “El Colibrí”, también recopilado en las montañas de Nicaragua, esta vez, en versión de habanera como se canta en Cuba este tema folklórico que cuenta Silvio que lo inspiró para componer sus primeras canciones). El rumor de la gente al dejar Silvio a Vicente solo con su guitarra hizo sentirme mal, lo confieso. Vicente fue tan humilde que dijo “No se preocupen, Silvio vuelve…” Algunos que conocían la canción Créeme, la cantaron tímidamente, pero después del Colibrí el público, en su mayoría, quedó más perdido que un zanate en mitad de las Cataratas del Niágara… Esos pequeños detalles del concierto, para mí, fueron muy lindos y los disfruté en total silencio, imaginándome quizás, que estaba en el corredor de un vieja casona del algún pueblo de nuestro Caribe.

Comenté con algunos amigos músicos que el lugar que habían escogido para el concierto, una vez que le negaron el estadio a la productora, no sé por qué razones, era un lugar inconveniente y hasta me atreví a decir que pésimo. Para colmo, los vientos de esta época del año anunciaban anticipadamente polvaredas que seguramente afectarían al público y a los artistas. Salieron los boletos a la venta... Todos los días se comentaba la respuesta del público en la adquisición de entradas. A última hora se anunció el precio especial para estudiantes y personas de la tercera edad, me pareció una muy buena decisión. Yo acabo de cumplir sesenta y tres años y agradezco la cortesía que hay en los Bancos para la gente mayor de edad, pero no tenía pensado ir al concierto, sabiendo que iba a estar incómodo, expuesto al polvo y al humo de las fritangas y los fumadores. Pero, de todo corazón, deseaba que fuera una noche inolvidable, mágica, contagiosa y que, (aunque dudaba alcanzaran las 15.000 personas que los organizadores apostaban lograr ingresar), que Silvio, Vicente y sus compañeros músicos, tuvieran un público con la adrenalina al tope y con el mayor de los respetos para el trabajo en el escenario de este hermano del canto latinoamericano y el exponente, junto a Pablito Milanés, más destacado de la Nueva Trova Cubana y de la Canción Latinoamericana. La otra música, como nos gusta llamarla a algunos.

Vuelvo al pasado y los recuerdos…Con Silvio tuvimos la oportunidad, que no siempre se tiene entre artistas que se encuentran en los famosos Festivales Internacionales, de conocernos un poco más. Fue de regreso de una Jornada de la Canción Latinoamericana en Uruguay, cuando ese país hermano regresó a la Democracia en 1985 y Viglietti, Los Olimareños y otros cantautores de Uruguay nos invitaron para un multitudinario concierto que nos recordó nuevamente el de Managua en 1983. Antes, con Silvio habíamos estado representando a nuestros respectivos pueblos y revoluciones, en el XII Festival Internacional de la Juventud y los Estudiantes en la Unión Soviética . Pero después de los noventa, solo nos habíamos hablado un par de veces por teléfono, nos habíamos enviado recados con amigos comunes, y últimamente, como ya he contado, nos escribimos por correo electrónico. Esto sucede con muchos amigos, especialmente entre artistas, aunque casi nunca nos veamos, seguimos manteniendo una amistad mucho más allá de los años y las distancias. Mucho más allá de los silencios y los cambios de realidades en nuestros países, mucho más allá de la urgencia de una canción aún no escrita…Algunos de estos compañeros de oficio han muerto y han dejado una huella imborrable, como es el caso de Víctor Jara, Alí Primera, Amparo Ochoa, Alfredo Zitarrosa, Noel Nicola, Orlando Gamboa, Caito Diaz . Todos tenemos que envejecer y morir, pero sabemos que las canciones ahí están, nuevecitas, como la primera vez, cargadas de una gran humanidad y un deseo siempre renovado de defenderlas desde el lado izquierdo del corazón, donde la esperanza pasta como un unicornio…

También sabía que Silvio había tenido problemas por el frío y el viento en el estadio de Guatemala. Lo vi en una foto de un periódico guatemalteco, por Internet. El concierto en El Salvador, fue muy especial por el recuerdo de la amistad con el poeta Roque Dalton y su hijo Roquito. Silvio vino a Nicaragua cansado pero siempre dispuesto a cerrar este ciclo histórico en Centroamérica.

Yo sé lo que es cantar casi afónico y con problemas en los pulmones. También conozco el “miedo escénico”… que nunca se supera. El público casi nunca se entera de esto porque los artistas generalmente nos entregamos en cuerpo y en alma, precisamente, cuando hacemos una diferencia entre lo que es el arte y lo que es la industria del arte o la empresa comercial… Independientemente del derecho que tenemos de que nuestro trabajo sea justamente remunerado, que nuestros derechos de autor sean respetados y nuestro trabajo artístico apoyado de la mejor manera, profesionalmente con la tecnología moderna, más allá de lo que cada uno escoge como tema y contenido.

Finalmente, todos los rumores, bolas y cuechos alrededor de la llegada de Silvio Rodríguez empezaron a confirmarse. Yo me encontraba camino a San Juan del Sur, para realizar un concierto en prevención contra el VIH y el sida organizado por la Fundación Mejía Godoy y otras organismos, en la tarde del domingo 1º. de marzo, cuando Silvio, su hermana, Vicente Feliú, los músicos del grupo Trovarrocco y el equipo de técnicos, llegaban por fin a Nicaragua. Sabía que no íbamos a poder vernos. El tiempo era limitadísimo entre pruebas de sonido, descanso y preparación del concierto.

Solo faltaba entonces el último concierto tan esperado en Nicaragua que inclusive, había alborotado a muchos fans de Silvio en Costa Rica y Honduras, quienes organizaron una caravana que viajó ese mismo día para hacer una infinita cola por más de dos horas y media cuando ya el cantautor nacional Moisés Gadea y el Dúo Guardabarranco había iniciado su parte introductoria. Yo estaba afuera en esa larga fila, no me lo contaron.

Me imagino, o quiero imaginarme que, Silvio, cuando vio desde el avión, los patios baldíos de la vieja Managua (a los que se refirió Julio Cortázar en su poema Declaración de amor a Nicaragua, poema que después le puso música mi hermano Carlos), y haber reconocido la Plaza de la Revolución, antes llamada Plaza de la República, después bautizada Plaza de la Fuente Musical, y hoy, nuevamente confirmada Plaza de la Revolución, pudo haber recordado, quizás, aquella tarde del Concierto por la Paz en Abril de 1983, donde nuestro pueblo, en medio de una guerra fraticida, un bloqueo bárbaro e injusto impuesto por los gringos, y un calor casi llegando a los cuarenta grados, pedía a gritos a Silvio sus canciones más queridas, y él en un gesto solidario, muy común entre los trovadores de nuestra América, estrenó su Canción Urgente para Nicaragua, acompañada por el grupo Manguaré (que según cuentan, Silvio la escribió en el avión en el que venía de La Habana) y que quedó registrada para siempre en el corazón, la conciencia y la memoria de nuestro pueblo, pero también en un CD y un en Video que se grabó ese día y que contribuyó a denunciar la guerra que contra Nicaragua imponía el gobierno de Mr. Ronald Reagan, gobernante de la potencia más grande del mundo que insistía en convencer en sus discursos que el mundo era en blanco-y-negro, como las películas de vaqueros que él protagonizó en el Hollywood de los años cuarenta.

Como que es hoy, ahí están las imágenes del concierto por la Paz. En video y en fotos, los rostros de los muchachas y muchachos, curtidos por el sol, con sus gorras verde olivo, sus sombreros de palma y sus pañuelos rojinegros en el cuello. Con sus sonrisas brillantes como el sol de abril, a pesar de la escasez y la pobreza... Los padres y madres con sus hijos en brazos. En aquel emblemático Festival, las banderas de Nicaragua y el FSLN ondeando entre la multitud que había acudido desde tempranas horas de la mañana. Los Comandantes, por primera vez, confundidos entre el público y no en la tarima. La poesía y el canto de nuestro Continente presidiendo este inolvidable e irrepetible festival… La Cultura en el poder. El poder de la Cultura. “Solo le pido a Dios”, del querido trovador argentino León Gieco,vibrando en la potente voz de Mercedes Sosa. En ese mismo concierto que tuve el honor de abrir con mi canción “Yo soy de un Pueblo Secillo”. El pueblo cantó a coro cerrado con Daniel Viglietti su conocídísima canción “A desalambrar” y escuchó otro tema que esa tarde estrenó,“El sombrero en alto de Sandino”. El corazón aceleraba su ritmo. El zenzontle mexicano, Amparo Ochoa, a dúo con Gabino Palomares nos cantó esa canción fundamental para nuestra resistencia cultural “La maldición de la Malinche”. Alí Primera, desde Venezuela, vino especialmente para abrazar al pueblo salvadoreño con “El sombrero azul”, que desde entonces se convirtió en un himno de la la lucha por la paz del Pulgarcito de Centroamérica. En fin, Chico Buarque y Fagner de Brasil, Isabel Parra de Chile, Luis Rico de Bolivia, Silverio Pérez de Puerto Rico, Adrián Goizueta de Costa Rica, hicieron con sus canciones una fiesta de amor y de solidaridad. Mi hermano Carlos y su grupo, Los de Palacagüina, cantaron el poema-canción de Gioconda Belli que se hizo consigna “No pasarán” y Nicaragua, Nicaragüita se convirtió a partir de esa tarde en la más hermosa canción de amor a Nicaragua . Hoy, todavía se me encharcan los ojos. Estoy seguro que Silvio tampoco olvida ese día. “Solo le pido a Dios que la guerra no me sea indiferente…”. “Andará Nicaragua su camino en la gloria…”. “Se me Rugama el corazón…Es el sombrero en alto de Sandino…”. “No pasarán, amor no pasarán…”, “Pero ahora que ya sos libre, yo te quiero mucho más…”. Yo pienso que Nicaragua nunca fue ni será ayer igual que hoy, ni será mañana igual que ayer, aunque nosotros sigamos siendo los mismos… Somos los que fuimos y fuimos lo que éramos. “Yo no sé lo que es el destino, caminando fui lo que fui. Allá Dios, que será divino, Yo me muero como viví…” afirma Silvio en su canción “El Necio”, la canción que escogió para iniciar su concierto del dos de marzo del 2008.

Al terminar el concierto del 23 de abril del 83, cuando desarmaron la enorme tarima de la Plaza de la Revolución, y regresaron los equipos sofisticados de audio y luces a Holanda por barco desde el puerto de Corinto por donde habían llegado hace unos días. Cuando las cámaras de TV. que grabaron el concierto se apagaron y el pueblo regresó a sus casas, tranquilo, sin temor a ser asaltado, a pie, al “ride” o amontonado en una camioneta o un camión IFA, allá, en la Plaza de la Revolución, dentro de la estructura de hierro y cemento de las ruinas de la vieja Catedral, quedó, como un eco aquel canto solidario que este dos de marzo del 2008 volví a escuchar en el concierto de Silvio, y se me coló de nuevo “entre el espanto y la ternura”, mientras, después de hacer una fila durante una hora y media, decidí buscar otra manera de entrar (por donde más tarde entraría Silvio con su guitarra) y dije que éramos invitados de él, pues a media noche, mientras yo regresaba de mi concierto de San Juan del Sur, mi esposa Lucía, recibió una llamada de Maria de los Ángeles, para decirnos que Silvio nos invitaba a su concierto. Pasamos a recoger los boletos de cortesía.

Ya Guardabarranco interpretaba sus últimas canciones. “Guerrero del amor” era coreada por una buena parte del público, aunque la mayoría de ellos no estuvieron en los Frentes de Guerra en los años 80… Los más desesperados pedían, mejor dicho, reclamaban la presencia de Silvio. La canción “Casa abierta” salió del corazón de Salvador y Katia, abriéndole las puertas de nuestro país a Silvio, que no es hoy la misma Nicaragüita que él conoció, mientras el público, todavía en su mayoría haciendo fila afuera, presionaba contra el único portón, logrando romperlo después, lo que permitió entrar a empujones y codazos a los rezagados y pacientes fans y uno que otro ¨colado¨ que pasaba por ahí y que no entendía por que tanta bulla para escuchar las canciones, que no eran regaetones de moda ni con un volumen ensordecedor, de un hombre que con una guitarra sobre sus rodillas proponía uno de los temas más cantados por “moros y cristianos” y que esa noche coreaban furiosa y alegremente los jóvenes de ayer y de hoy: “Ojalá que el deseo se vaya tras de ti a tu viejo gobierno de difuntos y flores…”

Un niño como de doce años saltó de su silla, como impulsado por un resorte, al reconocer el tema que había esperado hasta entonces, se abrazó a su madre que trataba de secarse la lágrimas sin echar a perder su maquillaje. Porque Silvio, en este concierto, cosa que disfruté muchísimo, hizo versiones muy distintas, sobre todo, en las introducciones, intermezzos y solos del grupo maravilloso de músicos que lo acompañaron, propuesta acústica, delicada, más para un teatro que para un concierto al aire libre, según mi opinión…
El tres cubano hilvanando melodías del punto guajiro, o recorriendo las venas de nuestra América con el son, la habanera y la chacarera. Cajón, bongoes, batería, congas, o simplemente con un pandeiro brasileño como sucedió con una de mis canciones favoritas, “Pequeña Serenata diurna”. Silvio haciendo segunda voz con su público. El concierto se desarrollaba sobre un pedregoso camino y el Juglar proponía la belleza como única forma de vencer los espejismos, como también propone el cantautor español Luis Eduardo Auté. Un concepto hermoso pero lamentablemente muy mal aprovechado por los productores que confundieron el concierto de Silvio con una pelea de Rosendo Alvarez. Solo faltó el ring, porque la barra al final pidió urgentemente otro round. Silvio regresó dos veces al escenario para seguir proponiendo “aflojar odios y apretar amores…” como dice en su canción “Reparador de Sueños”.

Apenas comenzaba la noche y la canción (de marketing, como el mismo Silvio la llama, ironizando…) “El Necio” aún no era más que la propuesta del trovador para iniciar el concierto que iba a ser acompañado por el trío Trovarroco (formado por Rachid López, César Bacaró y Maikel Elizarde, especializados en temas clásicos del barroco y del Renacimiento), el percusionista Oliver Valdés y una joven flautista, afinada y precisa, que parecía uno de los ángeles que suele pintar Silvio en sus canciones. Estoy seguro que Silvio ya sabía que además de las canciones coreadas, en más de dos horas de concierto, la mayoría muy conocidas y popularizadas por los vendedores piratas de CDs que seguramente hicieron su agosto este dos de marzo, no faltarían las gargantas que desde casi la mitad del concierto propusieran, rogaran, solicitaran, exigieran, la famosa “Canción Urgente para Nicaragua” que al final, después de la decisión de Silvio de no cantarla, o explicar que tenía problemas con esta canción y hasta pedir disculpas, se iba a convertir en el tema de la noche... La suerte estaba echada. La voz del trovador se proyectaba por encima del rumor que recogía un micrófono abierto para captar el ambiente del concierto… Era casi como estar en un bar enorme donde la gente hablaba, gritaba, pedía un trago o simplemente comentaba la canción de turno. Yo seguía en silencio, intentaba concentrarme en el trabajo del tres y la guitarra que muchas veces se perdió por la mala sonorización. Desde el rincón más lúcido de mi corazón y mi conciencia me hacía cómplice de Silvio.

Me seguían llegando los recuerdos…Ahora me fluyen como un río de aguas transparentes y tranquilas… En una oportunidad, a finales de los años noventa, en un bar de la capital frecuentado por jóvenes de clase media, muchos, hijos de Sandinistas o disidentes del FSLN, me pidieron hacer un concierto. Por supuesto, pagado. Fue una aventura y un riesgo que quise correr. En medio de cervezas, rones, tequilas, mucho humo de cigarrillos, gritos, coros desafinados, una que otra lágrima y un rumor insoportable pero natural en esos ambientes nocturnos, logré salir adelante, como un torero que sale ileso del ruedo, o un alambrista que logra el equilibrio necesario sobre la cuerda floja... Al final, al despedirme, después de cantar “Somos hijos del maíz” y “Nicaragua Nicaragüita”, me pidieron a gritos “La Consigna”, canción de la guerrilla del FSLN, compuesta por mi hermano Carlos en los años setenta e inevitable de incluir en el repertorio de los conciertos y actividades políticas en las plazas de nuestro país en los años ochenta. Me negué a cantarla diciéndoles que no la tenía en repertorio y que no me la sabía. En realidad, no quería cantarla ni ahí ni en ninguna parte. En el concierto de Silvio, cuando le pidieron “Canción urgente para Nicaragua” y Silvio respondió lo que todos sabemos, inevitablemente recordé mi experiencia. Yo recibí una rechifla y protestas en aquel bar. Empezaron a golpear las mesas con las botellas y con las manos. Podrían haberlo hecho con las tarjetas de crédito, (parodiando lo que dijo John Lennon). Yo me retiré del escenario. El propietario del lugar me rogó que saliera a cantar de nuevo antes de que los jóvenes rompieran el local. La verdad es que esto ha pasado en este y el otro lado del mar. Hay miles de historias escritas y por escribir… Entonces les dije a los jóvenes que si querían cantar ellos “La Consigna”, mi grupo y yo los acompañaríamos, y así fue…

Esto me trae también el recuerdo de una experiencia en Guatemala, donde me negué a cantar la canción “Comandante Carlos Fonseca” por tratarse de un himno que no tenía que ver nada con el concierto de aquella noche en el local “Trovajazz”. Yo mismo, por mucho tiempo me había censurado de cantar “Yo soy de un pueblo sencillo” después de la derrota electoral del FSLN, pero con el pasar de los años, yo mismo, sin ninguna presión volví a incluirla en mi repertorio para cantarla en el lugar y el momento que deseo hacerlo y creo conveniente. Pero este es mi caso y no el de otro y es mi propia decisión. Silvio hizo lo que tenía que hacer. Yo hubiera hecho lo mismo.

Leí algunos comentarios que se publicaron en El Nuevo Diario, además de otros artículos que se escribieron después del concierto de Silvio, en relación a la comercialización del arte y los artistas, al ser o no revolucionario por cobrar honorarios y pedir condiciones técnicas y logísticas para nuestro trabajo. Y hasta comparar a Silvio con cualquier artista que se sube a un escenario a divertir a la gente. Me parecieron comentarios totalmente equivocados y hasta groseros. Entonces se me ocurre contar un par de anécdotas.

Después de la derrota del FSLN, alguien que llegó a vernos a un concierto al Café Concert La Buena Nota, reclamó que por qué se estaba cobrando la entrada si los Mejía Godoy habíamos cantado siempre en plazas públicas y de forma gratuita para el pueblo. La respuesta fue simple, porque vivimos de nuestro trabajo, dijimos. Luego, cuando exigimos que requeríamos de una producción profesional en audio y luces para nuestros espectáculos, que no necesariamente fueran en el Teatro Rubén Darío, nos dijeron que se nos estaban subiendo los humos a la cabeza y que ahora cantábamos solo para la burguesía… o que ahora nos estábamos pareciendo a los artistas comerciales…

Por último, una vez, recién el triunfo de la Revolución, me encontraba haciendo una presentación en el pueblito de Terrabona, cerca de Sébaco, y un niño que nos seguía a unos pasos de distancia, finalmente se me acercó y me dijo,”Tóqueme la Josefana”, y metiéndose la mano en el bolsillo sacó una moneda de veinticinco centavos y me la dio. Era todo lo que andaba ese niño en su bolsa. “O casi todo, o casi nada, que no es lo mismo pero es igual…”

No quería escribir estas palabras que no son necesariamente una crítica a los organizadores del concierto, ni una cobertura periodística, ni una reflexión ni una defensa de Silvio ni material para un debate ni nada que se le parezca, sin dejar que los recuerdos fluyeran sin prisa y compartir la emoción, las contradicciones que sentí y el silencio que hice durante todo el concierto de Silvio porque me estremecieron sus canciones como a cualquiera que sabe que frente a nosotros estaba el cantor, el juglar, el trovador, el poeta, el ser humano, el artista, comunicándose como él lo sabe hacer, con esa su voz tan particular y acurrucando su guitarra, con una carga de honestidad, sinceridad y coherencia a toda prueba.

A lo mejor más de un problema había resultado en su visita a Nicaragua. Con un audio que dejó mucho que desear y no logró mostrar de la mejor manera el trabajo profesional de los increíbles músicos originarios de Santa Clara. Al fondo del escenario una pantalla negra en la que se intentaba proyectar estrellitas y figuras geométricas más bien distraían… Y un público era más lo que hablaba y gritaba que lo que escuchaba, con su respectiva dosis de banderas de Cuba, Nicaragua y el FSLN como si se trataba de un acto político en aquel terreno, propiedad de uno de los Casinos de Juegos que han invadido el país en los últimos años de la nueva Nicaragua y la propuesta de la clase política de “desarrollo y prosperidad…” Solo faltaron los candidatos a alcaldes.

Andará Nicaragua su camino en la gloria…? No sé, pero estoy seguro que fue la sangre sabia de los héroes la que escribió nuestra historia, hasta que las cosas cambiaron para mal. Me lo dijo un hermano que ha sangrado conmigo, me lo dijo un cubano que supo cantarnos que la era paría un corazón (cuando el Ché era asesinado), mientras en nuestras pequeñas “Bananas Republics” de Centroamérica, bajo la bota de las dictaduras tropicales, seguía teniendo más valor una mula que la vida de un obrero. Se llevaron el oro y nos dejaron los pulmones perforados. Se fueron las Bananeras y nos quedaron las secuelas del Nemagón y la indiferencia de los gobiernos de turno en los últimos dieciocho años... Vinieron las Maquilas en la Nueva Era y seguimos, quinientos años después de haber cambiado oro por espejos de vidrio, esperando nuestra redención. Mientras tanto, la sombra vertical de Sandino, desde la Loma de Tiscapa seguirá siendo un espectro con Bolivar, el Ché, Leonel Rugada, Roque Dalton, y muchos más.

Cuando Silvio dedicó su hermosa canción (que escuché por primera vez en abril de 1983) “El dulce abismo” a los cinco hermanos cubanos prisioneros políticos en las cárceles de EEUU, sonreí con los ojos húmedos y la piel de gallina, cómplice con su pueblo en la amistad, la solidaridad y la ternura. Quizás muchos no se dieron cuenta de qué hablaba Silvio, porque quizás lo llegaron a ver cantar sus éxitos, que por supuesto, no tiene nada de malo.

“Solo el amor de tanta sangre derramada hizo posible tanta luz en nuestras vidas. Solo el amor reverdecido entre la muerte donde con actos se respaldan las palabras… “ dice una estrofa de una canción que escribí en 1993. Solo el amor hizo posible este concierto, digo ahora.

Sigue siendo urgente una nueva canción para todos los tiempos. Gracias a Silvio, hermano, compañero y amigo, por su entrega sin bozal, más allá de los pronósticos y los comentarios… Gracias por seguir echando redes a los sueños… Quiero que Silvio sepa que su visita nos ha servido para reafirmar más nuestro oficio de trovadores itinerantes, comprometidos con el arte y la cultura. Sé que ahora estamos más unidos que nunca, en la lucha contra cualquier tipo de guerra y de injusticia en el mundo. Sé que él vino a sumar por encima de las diferencias, con su poesía y su música, para replantearnos los sueños… lo siento por los que urgían escuchar una canción en particular.

Para terminar, recuerdo los versos de una canción que escribí en 1972 pero que pude haberla escrito después del concierto de Silvio.


“El cantor no tiene estrella porque es dueño de la noche
cuando llora su guitarra se llena de mariposas
el sendero que ha escogido junto al pueblo va venciendo
va luchando, caminando, con el grito en la garganta
y el corazón en la mano…”

"Nicaraguita" Tienda en Linea